Por: VenEconomía
Todo el tropel que acompaña a Nicolás Maduro en el mando del país se ha dado a proclamar a los cuatro vientos el éxito del modelo “socialista” de la Revolución Bolivariana.
Esa mentira se repite hasta el cansancio, siguiendo uno de los principios del ministro de la propaganda del Tercer Reich Joseph Goebbels “que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.
Sin embargo, esa mentira se estrella contra la realidad que vive el venezolano en su día a día, contra lo que revelan los indicadores y estudios de entes internacionales independientes e incluso, contra lo que informan los organismos nacionales.
Por ejemplo, hoy la prensa informa que PDVSA, es la segunda petrolera con más deudas en el mundo, después de la mexicana Pemex, con una deuda financiera acumulada de $48 millardos, que solo incluye bonos, sin contar las cuentas a pagar a los suplidores y contratistas. Además del endeudamiento, a PDVSA la constriñe una mala administración que le ha generado, desde 1998 a la fecha, una pérdida real de capacidad de producción que asciende a más de 2,05 millones de b/d, o $71 millardos por año al precio de hoy.
Y si estos datos no reflejan el fracaso de la gestión de la industria petrolera venezolana, se debe poner la lupa en el “pequeño detalle” de que siendo Venezuela el octavo país en el mundo con mayores reservas probadas de gas natural y el primero en América Latina, hoy sufre una profunda crisis de suministro de gas doméstico en casi todo el territorio nacional, evidenciado en las descomunales colas que diariamente hacen los ciudadanos para poder comprar una bombona del combustible.
Otro “éxito” de gestión, al revés, de esta involución castrocomunista se evidencia en el sector eléctrico. Hoy el diario La Verdad trae un reportaje sobre la deficiente administración del Sector Eléctrico Nacional (SEN), hoy convertido en un monopolio del Estado, en el que a pesar de haberse gastado $94 millardos en 15 años (49% más del invertido entre 1950 y 1998) no puede garantizar el servicio a los usuarios. Hoy la capacidad instalada del SEN es de 28 mil MW, 9 mil más de los que existían en 1999, de los cuales solo están en servicio 18 mil MW, según informa José Manuel Aller, profesor de la Universidad Simón Bolívar. Esto se traduce, en que en el interior del país, se siguen registrando cortes diarios programados, y no programados, de electricidad.
Siguiendo con los “éxitos” en gestión de servicios públicos, la revolución se anota un tanto en el suministro de agua potable, con el anuncio de hace una semana de Hidrocapital de un plan de racionamiento para el Área Metropolitana de Caracas de mayo hasta septiembre. En estos 15 años en el país no se ha construido un solo embalse para almacenar agua potable, y los existentes para servir a la Capital del país están severamente afectados por la contaminación y falta de mantenimiento. Peor, incluso, es el caso de Valencia, donde ya no se le garantiza a la población el acceso a agua potable.
Y la tapa que saltó para evidenciar otro fracaso de gestión fue la de Ipostel, ente que en comunicado público informó desde el 15 mayo se suspendió “temporalmente” todo envío desde Venezuela al exterior, de cartas, postales, paquetes, documentos, mercaderías y encomiendas. Las razones oficiales es el “exceso de despacho que ha ocasionado el colapso de los Centros de Tratamiento de Ipostel". Según versiones extraoficiales, que reseña la prensa las líneas aéreas ya no estarían aceptando envíos de Ipostel por la deuda por servicios prestados que tiene acumulada la empresa.
Todo este raudal de “éxitos” bolivarianos deja al venezolano a merced de los efectos de la ineptitud, la corrupción y el afán de imponer un modelo de país donde el goce con la miseria humana es el leitmotiv.
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