ANTONIO MARIA DELGADO/ADELGADO@ELNUEVOHERALD.COM
Blanca Ibáñez, la viuda del ex presidente venezolano Jaime Lusinchi, expresó el viernes su disgusto con la decisión del régimen de Nicolás Maduro de honrar al recién fallecido mandatario, diciendo que su marido no lo hubiera aceptado a sabiendas de que el gobierno tortura y encarcela estudiantes.
Lusinchi, quien falleció en la noche del miércoles, fue sepultado el viernes en un cementerio de Caracas en una ceremonia a la que acudieron amigos, simpatizantes y algunos miembros de su familia.
Pero entre las personas que estuvieron ausentes en la ceremonia se encontraba la propia Ibáñez, quien decidió regresar a Costa Rica para protestar la decisión de Maduro de rendirle honores presidenciales.
“Regresé ayer de Caracas. No me quise quedar en Venezuela porque se iba a presentar una situación muy incómoda”, comentó Ibáñez en referencia a la oferta de Maduro de rendirle honores presidenciales, la primera vez que eso sucede con el fallecimiento de un mandatario de la denominada Cuarta República.
Ibáñez enfatizó que Lusinchi hubiera rechazado la oferta de Maduro en vista de la feroz represión emprendida por el régimen contra los estudiantes y la sociedad civil que ha dejado un saldo de más de 40 muertos, 800 heridos, 3,000 arrestos y decenas de casos de torturas.
“Yo estoy segura, de que si a él lo hubieran invitado en vida a algún acto al Palacio de Miraflores, él no hubiera ido. Yo lo que estoy fijando es una posición de defensa a lo que era su pensamiento. No es mi posición, es la de él”, sostuvo en una breve entrevista telefónica.
Lusinchi recibió honores presidenciales, pero Maduro no asistió como fue contemplado previamente.
Cubierto por una bandera de Venezuela, el féretro del ex presidente fue cargado por familiares y miembros del partido socialdemócrata Acción Democrática (AD) antes de recibir los honores de cien cadetes de la Fuerza Armada y la banda marcial del ejército.
Es la primera vez que el chavismo le da ese trato a algún antecesor de Hugo Chávez, quien gobernaba cuando fallecieron los ex mandatarios, Wolfgang Larrazábal, Luis Herrera Campins, Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera.
Lusinchi, quien ocupó la presidencia entre 1984 y 1989, murió a los 89 años luego de estar varios días internado en una clínica de la capital venezolana, afectado por una enfermedad pulmonar.
Médico pediatra nacido en 1924 en el estado Anzoátegui, Lusinchi ejerció la presidencia durante un período de grandes dificultades económicas.
“Es recordado por su labor a lo largo de muchos años en democracia y en dictadura, sufrió la cárcel y el exilio, sufrió las vicisitudes de la lucha política”, destacó en la ceremonia el secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Ramón Guillermo Aveledo.
Sexto presidente constitucional del llamado “período democrático”, Lusinchi implementó políticas de austeridad en unos años de fuerte caída en los precios del petróleo –vital para la economía venezolana– y de la devaluación del bolívar.
Más tarde, fue acusado de irregularidades en el manejo de dólares preferenciales y malversación de fondos públicos. También fue criticada la relación extramarital que sostenía con con Ibáñez, quien en ese momento era su secretaria privada, mientras ejercía la presidencia.
Lusinchi y Ibáñez se casaron en 1991, después de un polémico divorcio con su esposa anterior, Gladys Castillo.
En su juventud, Lusinchi fue un destacado representante estudiantil y combatió la dictadura de Marcos Pérez Jiménez (1953-1958), que le costó la cárcel y el exilio en Argentina, Chile y Estados Unidos, donde ejerció la medicina. Volvió a Venezuela en 1958, tras la caída del dictador.
Ibáñez dijo que durante su juventud Lusinchi vivió en carne propia la persecución por la que están atravesando las nuevas generaciones de jóvenes venezolanos.
“Lusinchi fue un hombre de inquebrantable fe democrática. Sufrió cárceles, fue perseguido y hostigado por los sectores de vocación totalitaria”, expresó Ibáñez en un comunicado.
“No es posible que en momentos de incontenible represión hacia los sectores estudiantiles, de los cuales fue Jaime un líder en su paso por la Universidad Central de Venezuela, se pueda confundir su legado político y democrático con quienes tienen una manera totalmente distinta de actuar y entender la democracia y el respeto a las opiniones divergentes”, agregó.
El Nuevo Herald
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