ANTONIO MARIA DELGADO/ADELGADO@ELNUEVOHERALD.COM
Pese a la enorme renta petrolera del país, los venezolanos enfrentan las mayores dificultades económicas del planeta, afectados por un nocivo cóctel de desequilibrios que incluyen un elevado desempleo, una aguda escasez, altas tasas de interés y, principalmente, la mayor tasa de inflación del mundo.
Según el Indice de Penuria (Misery Index) desarrollado por Steve Hanke, profesor de Economía Aplicada en The Johns Hopkins University en Baltimore, Venezuela ocupó en el 2013 el primer lugar en la lista de tribulaciones económicas, superando con 79.4 puntos la lectura de 61.6 que registró Irán, que se ubicó en el segundo lugar, y los 44.8 con que cerró Serbia para quedar de tercero.
Pero las dificultades económicas que enfrentan los venezolanos son aún mayores de lo que el índice refleja, dijo Hanke desde Boston, argumentando que la tasa de inflación real es casi tres veces más alta que la oficial, la cual fue la utilizada para elaborar el índice.
“En el caso de Venezuela, el gran contribuidor es la inflación, ese es el mayor problema que enfrentan. Ellos también tienen el desempleo como un problema, así como las altas tasas de interés y estancamiento económico”, comentó Hanke.
“Pero la situación en Venezuela es en realidad peor [a lo que sugiere el índice]. Nosotros utilizamos la inflación oficial para poder hacer nuestros cálculos, pero mis cálculos de la verdadera tasa de inflación en Venezuela es de casi 180 por ciento”, comentó.
Según datos oficiales, el país registra una tasa de inflación interanual cercana al 60 por ciento.
‘INFLACIÓN SUPRIMIDA’
Hanke, quien calcula el índice desde hace más de 10 años con datos de la Unidad de Inteligencia de la revista The Economist, explicó que la brecha entre la tasa de inflación real y la oficial se debe a los instrumentos de control de precio impuestos por el régimen de Nicolás Maduro.
Debido a ello, los precios de productos utilizados en calcular la inflación son “artificialmente bajos”, produciendo un efecto catalogado por los economistas como “inflación suprimida”.
Pero el efecto natural de la supresión de los precios es la escasez, fenómeno que suele brindar el mismo resultado que una elevada tasa de inflación: la incapacidad del consumidor de adquirir productos.
“Estos fenómenos actúan simultáneamente para acentuar la pobreza”, resaltó desde Washington Antonio De La Cruz, director ejecutivo de la firma Inter American Trends. “Pero el de la inflación, en particular es muy perjudicial, porque actúa como un impuesto a los pobres”.
La escasez, por otro lado, está llevando a muchas personas a salir a buscar los productos en el mercado negro, el hijo natural de las políticas de control de precio.
Según Hanke, un mecanismo confiable para calcular la verdadera inflación en un país donde el Estado impone un sistema de control de precios es salir a medir los costos de los productos regulados en el mercado negro.
CAMBIO OFICIAL VS. MERCADO NEGRO
Pero esa metodología requiere de un esfuerzo extraordinario, sino imposible de realizar, dijo el profesor en el informe que acompañó al índice de penuria.
Una buena manera de calcular la verdadera inflación, o la inflación abierta de un país, es medir el diferencial entre el tipo de cambio oficial y el tipo de cambio en el mercado negro.
Esto se debe a que el mercado negro de divisas —siendo el dólar el instrumento más buscado y cotizado en el país— se ajusta automáticamente para corregir los desequilibrios creados por los controles oficiales por efecto del libre juego entre la oferta y la demanda, explicó Hanke en el informe.
El informe es publicado en momentos en que Venezuela atraviesa por una aguda crisis económica que erosiona aún más el piso político del régimen de Maduro.
Según las últimas encuestas publicadas por los medios de comunicación locales, cerca de un 80 por ciento de los venezolanos está en desacuerdo con el manejo económico emprendido por Maduro y una mayorías de ellos se muestra poco optimista sobre el futuro.
Hasta el momento el régimen ha tratado de combatir la evidente caída del poder adquisitivo de los venezolanos decretando periódicamente aumentos salariales, pero los incrementos han sido inferiores a los de la tasa de inflación real.
El Nuevo Herald
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