Por: VenEconomía
Desde que Hugo Chávez proclamó que el destino de Venezuela era ser un símil del régimen cubano, su mar de la felicidad, muchos comenzaron a elucubrar sobre cómo iba a implementarse el cerco para confinar a los venezolanos dentro de sus fronteras.
Lo que parece no haber pasado por la mente de muchos, es que una de las vías que servirían para la reclusión de los venezolanos sería la estampida de las líneas aéreas para dejar de prestar el servicio de transporte internacional en el país. Menos aún que la razón de la estampida iba a ser una gigantesca mora, que asciende a los $4 millardos con las empresas internacionales de servicio aéreo, debido a que los ingentes ingresos petroleros de estos tres lustros impedían que pasara por la mente de los ciudadanos que Venezuela se pudiera convertir en un Estado maula.
Sin embargo, el fin llegó. La estrategia de exportar la “revolución” a fuerza de petrodólares, la “solidaria” manutención mil millonaria al régimen de los Castro, el gasto manirroto para la compra de votos, la mala y dispendiosa administración y la generalizada corrupción, secaron las arcas públicas, sin que la gran mayoría de venezolanos lo vieran venir. Ahora, el gobierno no tiene cómo honrar sus deudas, y está sumergido en una espiral de endeudamiento que parece no tiene término. PDVSA, la fuente principal de ingresos del país está seriamente complicada, sumida en deudas, escuálida producción y precarios ingresos, en buena parte comprometidos con China por pagos de deuda con petróleo a futuro.
Mientras en la gestación de ese enrevesado contexto la autoridad cambiaria hizo su juego maquiavélico, al incumplir con los sectores privados pagos por bienes y productos importados (ejemplo, las farmacéuticas, las automotrices, las petroquímicas o las agroindustriales) o por servicios prestados, como es el caso de las aerolíneas.
Estas empresas vendieron pasajes para todos los destinos al tipo de cambio que fijaba Cadivi en el momento de la venta, bien sea a Bs.4,30:$ o a Bs.6,30:$. Ese dinero debió ser pagado en divisas por el Banco Central a las aerolíneas para que estas lo repatriaran a sus empresas matrices. Pero, el gobierno durante 2013 y lo que va de 2014 no lo ha hecho. Los acuerdos de las mesas de diálogo económico gobierno-empresas no se han cumplido. Y las aerolíneas llegaron al límite de aguante.
Air Canadá desde hace más de dos meses no vuela más a Venezuela. Alitalia suspendió temporalmente vuelos entre Caracas y Roma a partir del 2 de junio, por la “persistente situación crítica monetaria de Venezuela, que no hace más sostenible económicamente los vuelos desde y hacia el país”, Lufthansa suspendió la venta de boletos a través de las agencias de viajes venezolanas, sin decir las causas, aunque estas son obvias y la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela (ALAV) y la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) señalan que otras aerolíneas también estudian proceder a un retiro “temporal” de Venezuela. Fuentes extraoficiales mencionan que las próximas serían Iberia y Air France.
La situación de acceso al transporte aéreo, se complica para los venezolanos aún más por varias razones: 1) Con excepción de Air Europa, la portuguesa TAP y la venezolana Conviasa (que viaja a España), ninguna otra aerolínea tiene vuelos directos a Europa. 2) Los pasajes para hacer las conexiones solo pueden comprarse, desde finales de 2013, al llegar al país escala y no desde Venezuela, y si éste es EE.UU., el pasajero debe tener visado.
Para ñapa, la problemática de la mora con las aerolíneas está afectando el envío de correspondencia de todo tipo por IPOSTEL, el cual tiene aguantado unas 25 toneladas de material no despachado porque las aerolíneas no le aceptan más envíos debido a la deuda por servicios prestados que acumula la empresa la estatal con estas empresas.
En fin, el muro ya está en construcción, y Cencoex aceleradamente contribuye con ello, haciendo cada vez más difícil (para no decir imposible) el acceso a los “dólares viajeros” (ahora a la tasa del Sicad II). Sin pasaje, y sin dólares, es difícil viajar hacia el exterior.
Señores venezolanos, están ya dentro del mar de la felicidad, bienvenidos a bordo.
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