Por: Xabier Coscojuela/TalCual
Pensamos que la defensora del Pueblo no se podía superar, en su sumisión al Gobierno, pero vemos que nos equivocamos. Gabriela Ramírez aseguró ayer que no se han hecho detenciones en protestas pacíficas, sino que todas están apegadas a la contención de la violencia.
"Lo digo porque la Defensoría del Pueblo ha monitoreado las protestas pacíficas que se han desenvuelto sin ningún problema, inclusive cuando han tenido el permiso han sido resguardadas por los organismos de seguridad", señaló la titular del despacho. Pero los hechos la desmienten.
Así como hace unos meses dio una definición de lo que es la tortura, con la expresa intención de justificar y defender la represión que ha desatado el gobierno de Maduro sobre los estudiantes y todo el que protesta, ahora hace exactamente lo mismo. Según Gabriela Ramírez, los estudiantes que acampaban en la plaza de Las Mercedes o en Chacao protestaban de manera violenta. Tampoco quienes habían puesto sus carpas en la avenida Francisco de Miranda estaban protestando de manera violenta, aunque para esta señora el trancar una calle lo es y merece que sea asaltado a mano armada el campamento en plena madrugada. No nos extrañaría que Ramírez pida la Orden del Libertador para Rodríguez Torres por esa arriesgada operación.
La defensora es coherente en su desempeño.
Ella es una ficha del PSUV y actúa en consecuencia. Los derechos y garantías para quienes no comulgan con el proceso no son de su incumbencia. Lo de ella es ignorar a prácticamente la mitad de los venezolanos. Solo nos permitimos recordarle el artículo 29 de la Constitución donde se establece que la violación a los derechos humanos son imprescriptibles. ¿Será que se cree intocable?
No hay comentarios:
Publicar un comentario