Por: VenEconomía
El gobierno de Maduro va de mal en peor. Y como si las cosas en economía no estuvieran ya en estado extremo, ahora se cuela a la prensa que se estaría estudiando “la posibilidad de redactar un nuevo convenio cambiario que permita que sea Petróleos de Venezuela y no el Banco Central de Venezuela el ente encargado de liquidar las divisas aprobadas por el Centro Nacional de Comercio Exterior”, según informa un nota de Blanca Vera Azaf publicada este miércoles en El Nacional.
Y como cuando el río suena, piedras trae, VenEconomía percibe que se trata de una decisión ya tomada y que solo faltaría ultimar detalles para hacerla pública.
De ser cierta esta presunción, y sea un hecho este nuevo Convenio Cambiario, cabe hacer unos comentarios sobre lo que ello significa:
Por un lado, al pasar a PDVSA la responsabilidad de liquidar todas las divisas aprobadas, se le asesta un nuevo golpe al ya estado terminal del Banco Central, el cual perderá definitivamente su razón de ser. Este es el último clavo que le quedaba para sostener su caparazón. Cabe recordar que el BCV viene siendo dinamitado por el gobierno de la revolución desde 2006, cuando Hugo Chávez le exigió en cadena nacional su primer “millardito”, para disponerlo a su antojo en cosas “sociales”. Con ese requerimiento se abrió el grifo para desaguar al erario público, sin que nadie sepa en qué obras se invirtieron los recursos mil millonarios entregados al Ejecutivo Nacional. Luego entre 2010 y 2013, gracias a una modificación de la ley del BCV, este ha venido imprimiendo dinero sin soporte, como una maquinita sin descanso.
Adicionalmente, hoy el BCV no tiene la independencia de criterio para manejar la política cambiaria, algo que es esencial para cualquier país que desea controlar la inflación, ni tiene la autonomía para dictar las políticas económicas que saquen al país del atolladero donde lo metió el socialismo del siglo XXI.
Un ejemplo de su falta de independencia y su sumisión a Miraflores es que ni siquiera lo dejan publicar los reportes de inflación, escasez y del PIB sin que se lo autorice el Ejecutivo Nacional.
Por otro lado, inexplicablemente Maduro le da a Rafael Ramírez un poder omnímodo para el manejo de casi la totalidad de lo que genera el Estado. De pasar la liquidación de divisas al polifacético Ramírez, este se cobrará y dará el vuelto, el solito. Recordar que Ramírez tiene múltiples cargos, al ejercer simultáneamente como presidente de PDVSA, ministro de Energía y Petróleo, encargado del Órgano Superior de la Vivienda, y vicepresidente del Área Económica, y ahora liquidador y distribuidor de todas las divisas que autorice el Cencoex, en las subastas del SICAD I y II.
Ya es incomprensible que Maduro ponga todos los huevos de la economía en una sola canasta, y se torna más oscura la decisión, dado que Ramírez ha demostrado con creces una total incapacidad para manejar la Petrolera del Estado, al hacerla improductiva, mal operada, peor administrada, sin rendir cuentas y ahora la segunda petrolera más endeudada del mundo.
Por ahora, ya Ramírez, según lo consagra el convenio cambiario Nro.28, de abril de 2014, tiene el poder de centralizar la venta de todas las divisas de las empresas privadas de los sectores petrolero, gasífero, petroquímico, minero y aurífero en el SICAD II. Mientras se mueven las fichas en las directivas del BCV y del Cencoex, para inclinar la balanza de poder a favor de Ramírez.
¡Dios agarre confesada a Venezuela!
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