La enfermedad se desarrolla de manera muy rápida. “Desde la aparición de los primeros síntomas, la persona afectada puede estar luchando por su vida en un hospital en cuestión de horas”, advierte la Fundación Irene Megías contra la Meningitis.
Las meningitis de origen bacteriano son las más graves. “Suelen ser el resultado de la infección provocada por una bacteria de las que habitualmente anidan en la garganta”, explica María Luz Ruiz-Falcó, presidenta de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica.
En los bebés, la enfermedad se manifiesta a través del “llanto excesivo y de patrones de respiración no habituales”, afirma Juan Ruiz-Canela, presidente del Comité Científico de la Fundación Irene Megías. Irritabilidad, somnolencia y abultamiento de la parte blanda del cráneo son otros síntomas que pueden presentar los más pequeños.
“La meningitis es la infección de las membranas que recubren el cerebro, llamadas meninges”, afirma María Luz Ruiz-Falcó, presidenta de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica.
Existen dos tipos fundamentales de meningitis en función del tipo de germen que las provoca: las causadas por virus y las originadas por bacterias.
Las meningitis de origen vírico constituyen “cuadros agudos de cefalea y vómitos con rigidez de nuca y otros signos meníngeos. Sin embargo, no precisan tratamiento etiológico y se resuelven por si solas”, indica la especialista.
“Las meningitis bacterianas son más graves. Requieren tratamiento antibiótico precoz y su morbi-mortalidad es más alta”, señala.
Este tipo de meningitis “suele ser el resultado de la infección provocada por una bacteria de las que habitualmente anidan en la garganta. Por alguna razón, esta bacteria pasa a la sangre (lo que se conoce como bacteriemia o sepsis) y por alguna otra razón cruza la barrera hematoencefálica y llega a las meninges”, explica.
Las bacterias que con más frecuencia producen meningitis “son el H. influenzae tipo b, la Neisseria meningitidis, más conocida como meningococo, y el Streptoccoccus pneumoniae, llamado comúnmente neumococo”, manifiesta Juan Ruiz-Canela Cáceres, presidente del comité científico de la Fundación Irene Megías contra la Meningitis.
El H. influenzae sólo produce meningitis en niños menores de cinco años. “Con el crecimiento, el organismo ‘aprende’ a defenderse de él. Además, se dispone de una vacuna eficaz contra esta bacteria”, apunta Ruiz-Canela.
El meningococo, sin embargo, afecta a personas de todas las edades, aunque tiene especial incidencia entre adolescentes y niños pequeños. “Hay varias familias de meningococos (A, B, C, Y y W-1359) pero, por el momento, sólo hay vacuna eficaz contra el meningococo C”, sostiene el especialista.
El neumococo también puede causar meningitis en niños menores de dos años, aunque con más frecuencia produce otras enfermedades como otitis, sinusitis y neumonías. “Desde hace pocos años hay una vacuna en el mercado que protege contra varios tipos de neumococos”, apunta.
SÍNTOMAS SIMILARES.
Pese a que las causas “más comunes de meningitis son las infecciones virales, que generalmente mejoran sin tratamiento, las infecciones meningíticas bacterianas son extremadamente graves y pueden producir la muerte o daño cerebral incluso con tratamiento”, expresa el sitio web “medlineplus”.
No obstante, aunque la gravedad de la meningitis vírica y bacteriana sea muy diferente, los síntomas de ambas afecciones son similares.
Fiebre, dolor de cabeza, vómitos y rigidez de nuca son los más frecuentes, según afirma la doctora María Luz Ruiz-Falcó. Sin embargo, en las meningitis bacterianas “hay más afectación del estado general”, señala.
“Algunos síntomas como dolores en las piernas, extremidades frías y una coloración anormal de la piel se ven en las primeras doce horas de la enfermedad, mientras los signos habituales son más tardíos”, afirma Juan Ruiz-Canela basándose en datos de un estudio realizado por el equipo del doctor Thompson y financiado por la Fundación Británica de Meningitis.
Otros síntomas propios de la meningitis son sensibilidad a la luz o fotofobia y alteraciones en el estado mental, expone Ruiz-Canela.
Asimismo, es aconsejable estar atentos ante la aparición de manchas en la piel. La Fundación Irene Megías contra la Meningitis recomienda realizar el test del vaso cuando alguien esté enfermo y presente sarpullido.
“Si al presionar las manchas con un vaso o al estirar la piel, estas no desaparecen momentáneamente, hay que acudir al hospital pues se trata de un síntoma muy grave”, indica esta organización.
En los bebés, la enfermedad se manifiesta a través del “llanto excesivo y de patrones de respiración no habituales”, afirma Ruiz-Canela. Irritabilidad, somnolencia, dificultad para despertar, movimientos desordenados, cuerpo rígido, convulsiones y abultamiento de la parte blanda del cráneo son otros síntomas, según describe el facultativo.
Identificar los síntomas resulta fundamental pues, a menudo, la enfermedad puede ser tratada con éxito si se identifica a tiempo, manifiesta la Fundación Irene Megías contra la Meningitis, una asociación dedicada a promover la investigación sobre la meningitis, a ofrecer información sobre la enfermedad y a brindar apoyo a las familias afectadas.
La meningitis y la septicemia se tratan con antibióticos. “Habitualmente se administran altas dosis y en ocasiones es precisa la estancia en el hospital, pues resulta necesario emplear líquidos intravenosos y otros medicamentos”, afirma el doctor Ruiz-Canela.
Esta enfermedad se desarrolla de manera muy rápida. “Desde la aparición de los primeros síntomas, la persona afectada puede estar luchando por su vida en un hospital en cuestión de horas”, advierte la Fundación Irene Megías contra la Meningitis. Por ello, estar informado sobre los síntomas podría salvar una vida, sostiene esta entidad.
Por Purificación León.
EFE-REPORTAJES.
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