En los días de lluvia, es común que los motorizados se tomen hasta dos canales debajo
de los puentes para guarecerse, creando larguísimas colas MANAURE QUINTERO
JAVIER BRASSESCO | EL UNIVERSAL
La vulnerabilidad e indefensión de los motorizados hizo que su presencia en vías de alta velocidad no estuviese permitida entre 1985 y 2003, una prohibición que revivía el primer borrador de la Ley de Transporte Terrestre de 2008, si bien una nutrida protesta de motorizados hizo que los legisladores finalmente se echaran para atrás.
Hoy la proliferación de accidentes y atracos en los que están involucrados motorizados (alrededor de 50 lesionados atiende cada fin de semana solo el hospital Pérez Carreño), así como el tráfico que generan en días de lluvia al guarecerse bajo los puentes de la autopista, dejando apenas un canal de circulación para los carros, o cuando deciden realizar una caravana fúnebre, han hecho que muchos se pregunten si no fue un error por parte del Minfra levantar hace más de ocho años todas las restricciones que existían para su circulación.
Lo primero que aclaran los expertos es que el problema no es de leyes sino de cómo se garantiza el cumplimiento de las mismas. Celia Herrera, presidenta de Sotravial (Sociedad Venezolana de Ingeniería de Transporte y Vialidad), recuerda que el decreto 8495, promulgado hace apenas dos meses, establece en su artículo 28, entre otras indicaciones, que los motorizados deben circular solo por el hombrillo de las autopistas. "Las leyes están ahí, pero no hay suficiente personal entre la policía de circulación para que se hagan cumplir. Y tampoco existe mucha disposición, la verdad sea dicha".
Ricardo Vargas, dirigente de Integración Motorizada Nacional, piensa que esa prohibición no se cumple porque no tiene sentido: "No hay un hombrillo definido, nadie lo respeta, el hombrillo se parece más a un canal rápido. La cultura vial es para todos, no solo para los motorizados sino también para los que andan en cuatro ruedas".
El sociólogo Antonio Cova se acerca a esta opinión cuando dice que los motorizados, más que los causantes de la anarquía, son un síntoma de la misma: "La ciudad no puso reglas, y cuando lo hizo no estuvo dispuesta a correr los riesgos que implican hacer que se cumplan. El ser humano es tan anárquico como se lo permitan, lo que hay que hacer es garantizar que se cumplan las leyes que ya existen, en vez de estar promulgando unas nuevas cada día".
La falta de vías
Por su parte Oscar Anzola, profesor de ingeniería de tránsito en la UCV y especialista en vialidad, cree que quien maneja una moto está en una posición muy vulnerable como para que se le permita circular sin ninguna restricción en una vía rápida, pero el problema es que la vialidad de Caracas no ofrece canales expresos ni existe hoy la posibilidad de crearlos de manera sencilla: "El gran cuello de botella es el precio de la gasolina, mientras no se sincere su precio no se podrán hacer nuevas vías (que en todo el mundo son financiadas con impuestos a la gasolina) y seguirá la tendencia de usar vehículo para todo. Cualquier discusión en materia de vialidad tiene que partir de ahí".
Para Herrera, el gremio de los motorizados ha crecido de una manera que ninguna acción será fácil. Ni siquiera es fácil contarlos, como se demostró en los dos últimos intentos de censo que se han realizado, y nadie sabe hoy cuántos son: "Si se les deja que sigan circulando por las autopistas, seguirán también los accidentes y el caos que generan, pero si les prohíbes que lo hagan entonces se trasladará ese caos a unas ya caóticas calles y avenidas. Y no puedes pedirles que vayan por el hombrillo cuando éste es usado también por los carros".
Los motorizados en la autopista son solo una arista más en un problema complejo: hay mil leyes pero nadie que las haga cumplir. Además, faltan vías y, sobre todo, cultura vial.
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