Por: VenEconomía
Esta semana la Sundecop, uno de los brazos socialistas que baja la guillotina sobre la cabeza de las empresas, ordenó la “ocupación temporal” de Manpa con el acompañamiento de la Fuerza Armada Bolivariana. Manpa es una de las principales empresas manufactureras de papel higiénico, útiles escolares y de oficina, bolsas y sacos, de capital venezolano.
El supuesto objetivo de esta toma sería el de verificar los procesos de producción comercialización y distribución del rubro de papel higiénico” según anunció el viernes 20 de septiembre el vicepresidente Jorge Arreaza, eso sí sin indicar el tiempo que durará la “temporalidad” de la medida ni los motivos que llevaron al gobierno a intervenir a la manufacturera ubicada en la zona industrial La Hamaca, estado Aragua.
Una primera aclaratoria de las motivaciones de la intervención vino luego cuando Karlín Granadillo, Superintendente de Sundecop, explicó a la prensa que la decisión se tomó al “observar la vulneración del derecho de la población a tener acceso al papel higiénico”.
Si fuera sólo para efectuar una especie de auditoría, quizás la ocupación de Manpa no tendría transcendencia. Pero la experiencia de los últimos 15 años es que una ocupación “temporal” se transforma en “permanente” y la empresa empieza a ser destruida desde adentro por la ineficiencia y los malos manejos de los “gerentes” socialistas. Si no cree, pregúntale a quienes conocen la industria cementera desde adentro o a la Electricidad de Caracas.
Pero, todo hace pensar que esta arremetida contra otra empresa privada nacional está enmarcada dentro del supuesto “plan de intensificación de la fiscalización de la producción, el transporte y el comercio de bienes, a fin de combatir el desabastecimiento de algunos productos” que adelantó Nicolás Maduro la semana pasada, en medio de sus preparativos para viajar a China, en busca de dinero “fresco” con el que viene hipotecando al país. En ese momento Maduro lanzó al voleo y sin pruebas, que la oposición estaría gestando “un colapso total” para afectar la economía, todo ello dentro del marco de los efluvios de su fijación por los complots, magnicidios y sabotajes que se gestan contra su persona y su fallido gobierno. Hecho por demás desmentido por los gremios empresariales del país, por absurdo y sin sustentación.
Pasan por alto estos gobernantes aventureros que en el último lustro la industria papelera venezolana, al igual que el resto del sector industrial del país, está rodeada por los cuatro costados por “un entorno negativo, caracterizado por el descenso de la actividad económica, la apreciación cambiaria y la entrada de productos importados, ya sea de manera ilegal o por la mala interpretación de las exoneraciones arancelarias”, como describe un estudio realizado sobre la situación de Manpa.
No terminan de entender Maduro y su combo de incapaces que lo secunda que la escasez galopante, que ya supera la barrera de 40%, tiene su origen en sus políticas de corte comunista, basada en controles, acoso al sector privado de la economía, falta de seguridad jurídica y Estado de Derecho y una legislación basada en castrantes penalizaciones que desestimulan la inversión nacional y extranjera.Un explosivo cóctel que se complementa con la impericia de unos gerentes públicos sin competencias que obedecen a un proyecto político y que medran a costa del erario público. Es irrisorio pensar que requieran ayuda para llegar a “un colapso total”.
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