ROCÍO SAN MIGUEL/TalCualDigital
Las graves expresiones públicas de propaganda, militancia o proselitismo político realizadas por miembros del Alto Mando Militar y algunos oficiales superiores de la Fuerza Armada Nacional a favor de persona o parcialidad política en actos públicos avanzaron de manera brutal con Hugo Chávez Frías en la Presidencia de Venezuela (1998-2013).
De la misma manera que se progresaba en la celebración de procesos electorales, fue consolidándose abiertamente la participación de militares activos en actividad proselitista, inscribiéndose los más descarados en el partido de Gobierno.
Como se demostró en el 2010, sin que la Fiscalía se inmutara o como quedo emblemáticamente en evidencia también ese año, con las declaraciones del entonces Comandante Estratégico Operacional M/G Henry Rangel Silva, quien advertía del desconocimiento del resultado electoral por parte de la FAN en caso de ganar las elecciones presidenciales una opción política distinta a la que encarnaba el Presidente.
Con la muerte de Hugo Chávez y el ascenso de Nicolás Maduro al poder, este estado deliberativo políticopartidizado de efectivos militares no ha cesado; sin embargo se ha modificado.
Siendo el cambio más significativo del discurso militar en estos últimos 6 meses de gobierno "el compromiso con el socialismo y la defensa de la revolución por parte de la Fuerza Armada Nacional", una declaración de guerra sin duda contra la mitad del país que se ha expresado opositora.
Expresiones inconstitucionales, pero además moralmente inaceptables en una sociedad democrática donde impere el estado de derecho.
La pregunta a estas alturas es: ¿Quién puede impedir esto? ¿Cómo puede una FAN continuar desplegándose para la custodia de los procesos electorales en tal estado de partidización? No hay respuesta. Estamos en un país donde los militares han tomando partido, abierta, publica y comunicacionalmente, en favor de una parcialidad política.
Este tema ha sido subestimado, pero es moralmente inobjetable y poderoso en sus efectos visibilizarlo. Esto viene sucediendo en Venezuela a la vista de todos sin que nadie pueda impedirlo, con la complicidad de los poderes públicos, y lo más grave, del Ministerio Publico, que sabe perfectamente que esto más que estar prohibido en la Constitución es un delito previsto en el artículo 68 de la Ley contra la Corrupción.
Los militares no solamente están controlando el Poder Ejecutivo, y a partir de allí el resto de los poderes públicos, sino además están desarrollando un peligroso discurso que no tiene precedentes en la historia de Venezuela que nos llevará, de continuar sin ser impedido, a un estado de control total del Estado por parte de la Fuerza Armada Nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario