jueves, 21 de noviembre de 2013

Los dólares del pueblo

El pueblo es dueño de unos dólares que nunca ve, ni toca, ni siente, ni huele, aunque sí padece las consecuencias del pésimo manejo que de los mismos hace el gobierno. El pueblo trabajador afronta su cotidianidad con unos bolívares que cada día tienen menos poder de compra

LEÓN ARISMENDI/TalCualDigital
En una de las paredes adyacentes a la Parroquia Universitaria, una "pinta" del más rancio repertorio ultroso nos "ilumina" con esta proclama: "ni un dólar para los capitalistas". Supongo que a quien "parió" la idea le quedó el cerebro echando humo e imagina que en ella se condensa una de las claves para que la felicidad nos colme.

De la misma estirpe es la frase: "los dólares del pueblo", que con frecuencia utilizó el difunto y repiten sus más cercanos voceros. Una fusión de ambas nos daría una noción más acabada del cliché: "los dólares son del pueblo, ni uno sólo para los capitalistas".

Con razón los comentarios que llegan del exterior señalan que andamos en plan de ser el hazmerreír del planeta. Y digo andamos, porque las referencias de los chistes no son, exclusivamente, los que se desgañitan con tales consignas, sino los venezolanos todos.

Salvo que algún enchufado me demuestre lo contrario, la inmensa mayoría de los venezolanos jamás ha tenido en la mano un dólar, de modo que la frasecita tiene todos los ingredientes de una estafa.

El pueblo es dueño de unos dólares que nunca ve, ni toca, ni siente, ni huele, aunque sí padece las consecuencias del pésimo manejo que de los mismos hace el gobierno. El pueblo trabajador afronta su cotidianidad con unos bolívares que cada día tienen menos poder de compra.

Cada devaluación nos hace más pobres, pero allí está la cháchara oficial tratando de convencernos de lo contrario.

La otra frase es más necia: ¿quiénes son esos fulanos capitalistas a los cuales no se les entregará ni un dólar más? Parece que los cerebros de esas consignas no tienen ni puta idea de para qué existe Cadivi, ni de quienes son los convocados para las subastas, ni los destinatarios de la mayor parte de las divisas.

Estos marxistas de orilla, como que no se han enterado de que la mayor parte de lo que consumimos es importado y que más allá de nuestras fronteras es más difícil que rascarse el codo (con la mano del mismo brazo) que alguien reciba bolívares en pago de cualquier mercancía.

Si no hubiere más dólares para los capitalistas el "joropo" anunciado por el difunto Luis Herrera tendrá una intensidad de antología. En fin, el izquierdismo "bobo" es un torneo de consignas necias. El fanatismo y la ceguera marchan parejos.

El socialismo del siglo XXI es una pésima réplica del estatismo del siglo XX. Salvo la orden de dejar los anaqueles vacíos, ninguna novedad revolucionaria tienen las ejecutorias de Maduro y quienes lo empujan. El cometido es el mismo que ha fracasado montones de veces: Meter en cintura a la economía a punta de controles estatales.

Por cierto, hablando del pueblo y sus dólares. En tiempos pasados, uno podía acudir a la taquilla de un banco y cambiar bolívares por las hoy llamadas "lechugas".

 Ahora, nada más que con ver las carpetas se desvanecen las tentativas de hacer los trámites. La ñapa es que para acceder a los dólares te piden tener una tarjeta de crédito y me temo que el pueblo no usa ese artefacto.

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