Los músicos solemos cambiar mucho. Nos cansamos del mismo sonido y las mismas canciones" "Las personas somos la verdadera infraestructura de cualquier país", asegura el músico.
WILLIAM PADRÓN | ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
Erwin "Wincho" Schäfer lleva más de 30 años de carrera musical. A principio de los años 80, en las filas de Sentimiento Muerto con la rebeldía y el punk de la época, dio sus primeros pasos. A finales de los 90 se reunió con su amigo Cayayo Troconis para formar la banda de culto PAN, un proyecto entre el funk y el hip hop. Para 2008 se juntó con Rafael Cadavieco para darle vida a Atkinson, una explosiva agrupación de rock que dejó dos placas registradas cargadas de mensajes punzo penetrantes para el gobierno de turno.
Wincho cambió su rumbo y editó este año, a través de todas las tiendas digitales del mundo, su debut en solitario, bajo la producción de Carlos Imperatori (ViniloVersus, Los Mesoneros), titulado Otra realidad. En esta nueva faceta, decide mudarse a Río de Janeiro para hacer vida y criar a sus hijos en otro ambiente.
Son ocho sencillos en los que se percibe a un Wincho reflexivo, inconforme, inquieto, a ratos nostálgico y triste sin perder la esperanza. Un sonido minimalista que dista de lo que había hecho antes, conservando el tono irónico de su voz que lo caracteriza. Schäfer definitivamente no se desprende de su ambición musical, de sus historias cotidianas, y desde Río habla de la naturaleza de su ópera prima.
-Parece un disco triste, intenso, aunque a ratos se percibe algo de paz. ¿Fue escrito pensando en las razones por las que se fue del país?
-Es un disco denso. No diría que es triste. Es difícil para mí describir cómo me sentía durante mi último año en Venezuela. Fue una época de mucha angustia y temor constante. Como estar atrapado en un laberinto y que Jack Nicholson te persiguiera con un hacha. Hay canciones optimistas como Más allá del sol, Otra realidad y Luna nueva.
-¿Cuál es la "otra realidad" para usted en este momento?
-Nunca pensé que me iría del país. Fue instinto de supervivencia. Ya estábamos mezclando el disco y les comenté a Carlos Imperatori y Fidel Goa que mi esposa y yo pensábamos huir hacia Brasil. El país no es un buen lugar en este momento para criar niños.
-¿por qué Brasil?
-En un viaje a Río de Janeiro hace más de un año, pensé que mis hijos podrían ser felices aquí. La gente anda en bicicleta y puedes ir tranquilo a la playa. Hay que andar mosca, pero no he visto un arma desde que llegué. Los brasileños cuando salen de Maiquetía y llegan a Brasil suelen decir "esto es otra realidad". Para mí también es eso.
-¿Cuál es el punto de encuentro entre Sentimiento Muerto, PAN y Atkinson, ahora como solista?
-Hay cosas en común: alegrías, satisfacciones, algunos desencuentros y decepciones. Los músicos solemos cambiar mucho. Nos cansamos del mismo sonido y las mismas canciones. Siempre toca buscar un nuevo camino.
-¿Cómo percibe el país desde afuera? ¿Tiene algunas canciones guardadas al respecto?
-Hay dos que hablan sobre mi percepción del país desde allá. Una se llama Decadencia y habla sobre la muerte que sale a matar: "Arreglada y perfumada sales a matar", dice una frase. La otra es Luna nueva, que tiene dos partes: una desalentadora y otra que nos recuerda que todo pasa. Siempre vienen nuevos tiempos. Ahora los socialistas no están dispuestos a renunciar a esos 2.600.000 barriles diarios.
-¿Cuál es su propósito como solista?
-Seguir escribiendo y hacer una carrera en los próximos veinte años. Ya habrá tiempo para formar otra banda y volver a dejarla.
-Dejó alumnos, amigos, músicos que influenció en Venezuela, ¿qué les aconseja ahora para sus carreras musicales?
-En Venezuela es muy duro vivir de la música o de cualquier cosa. Los salarios siempre fueron malos. Antes de salir del liceo Gustavo Herrera en 1986, pude ver que maestros y profesores pasaban tres y hasta cuatro meses sin recibir sus salarios. En esas condiciones será imposible convertirnos en un país de gente feliz. Un país petrolero debería ser más generoso con sus ciudadanos. Las personas somos la verdadera infraestructura de cualquier país. A mis estudiantes y colegas en Venezuela no puedo darles consejos. Yo mismo no tengo idea del próximo paso que daré. Será mejor seguir haciendo música y no esperar nada a cambio. Simplemente continuar.
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