TOMÁS SOCÍAS | EL UNIVERSAL
Comenzamos este artículo haciendo una apreciación muy positiva acerca del anuncio del vicepresidente para el área económica, Rafael Ramírez, en cuanto a que no pasará de los próximos meses que Venezuela tenga un solo tipo de cambio.
Decimos que es positivo porque desde hace varios meses venimos pidiendo que desde el ejecutivo pongan orden a esta variedad de tipos cambiarios que, aunque han sido implementados con buenas intenciones de solventar el problema del acceso a las divisas, no han dado resultados. Esto nos lleva a decir que en economía las buenas intenciones no bastan si no se toman las decisiones correctas.
Pero, hablando de decisiones, lo más importante en este caso, es que las mismas sean tomadas en tiempo expedito, porque mientras más se retrasen, la reposición de inventarios para las empresas será mucho más cuesta arriba.
Lo que sabemos de la unificación cambiaria es que se unirían el Sicad I y Sicad II, puesto que el tipo de cambio a 6,30 por dólar terminará por desaparecer. Y aunque la tasa de ese único sistema de cambio no fue anunciada por el ministro Ramírez, nuestras fuentes informan que podría ubicarse en 30 bolívares por dólar, es decir, una media entre ambos Sicad.
Pensamos que la solución a este problema de las divisas no puede seguir dilatándose, porque ese tema ha sido muy duro, si no, el más duro, para los comerciantes y los industriales.
La reposición de inventarios es urgente, pues ya se está tocando fondo y el enorme hueco se puede apreciar en los anaqueles cada vez más vacíos.
Obviamente, las políticas que se sigan en la materia cambiaria tendrán un impacto inmediato en los precios se disparará la inflación. No obstante, abogamos que las medidas sean acompañadas por otras como los subsidios, el aumento de sueldos y el ajuste de precios. Todo esto sumado al cese de la persecución y las fiscalizaciones contra los empresarios, lo cual origina una gran incertidumbre, sobre todo de cara a las inversiones extranjeras.
Lo advertimos hace tiempo, cuando afirmábamos que mientras más tardaran en ajustar precios y aumentar los márgenes para el tipo de cambio, el impacto sería más fuerte, principalmente para la población de escasos recursos. Esto, porque hasta el gobierno tendrá que pagar precios altos por productos que han venido quedando rezagados como consecuencia de los errores en el sistema cambiario.
En este sentido, también debemos reconocer al ministro Ramírez quien admitió los errores cometidos con el sistema cambiario, cuando dijo:
"no ha resultado adecuado para la economía". Según palabras del
titular: "el mercado paralelo y las distorsiones que se han creado son absolutamente inconvenientes".
Estas frases no adelantan un panorama positivo para la economía que, aunque va a sufrir, una vez que se haga el ajuste, a medida que pasen los meses, se irá recuperando. Pero, solamente si se toman otras medidas, como dijimos al principio.
Actualmente, la inflación tiene atormentados a los más altos personeros del gobierno y esto se debe a que no se corrigieron a tiempo las distorsiones y se mantuvo la idea del control de precios a mansalva, sin hacer los ajustes periódicos que habría evitado los dolores de cabeza que estamos sufriendo como país.
Lo idea sería levantar el control de cambio, pero, por lo prolongado del mismo, una medida de esta naturaleza sería muy perjudicial, siendo lo más lógico que se despejen los caminos para oxigenar la economía.
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