L os indicios no hay que buscarlos ni muy lejos en el tiempo ni en sitios muy recónditos. Están a la vista de todos y todavía están calientes. Nos referimos a la última avanzada militar para controlar los mecanismos del poder político, tan maltratado por la abrumadora crisis económica que nos degüella y, ahora, por las grietas que comienzan a evidenciarse en la esfera gubernamental.
Por supuesto que nada de esto es nuevo. Los militares han copado desde hace años un enorme número de puestos claves en todos los órdenes del poder civil, al unísono con su anticonstitucional y explícita parcialización política. Pero muy recientemente se han dado pasos adelante que parecen tener objetivos bastante concretos. Y las contradicciones dentro del gobierno, si bien soterradas, no dejaban de ser palpables desde hace un buen rato. Giordani ha hablado, y fuerte, por ejemplo, pero su silencio de meses y su paulatina pérdida de poderes eran muy exclamativos.
No es por azar que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia haya autorizado a los militares a realizar mítines y marchas políticas, violando de la manera más alevosa explícitos e inequívocos artículos constitucionales. Este desatino crea situaciones tan inverosímiles como lo que podría suceder si dos sectores militares deciden marchar por causas opuestas y se topan en el camino. Pero no imaginemos, más vale constatar, que como dice Rocío San Miguel, esto es “un golpe histórico a la institucionalidad venezolana, la legalización de la FAN como partido armado de la revolución”. Nada menos.
Y en el Campo de Carabobo también sucedieron cosas muy sintomáticas, aunque algo más elusivas, en la última conmemoración de la memorable batalla. El general Alexis López, comandante del Ejército, dijo palabras muy serias. Como que las descargas mediáticas (¿la libertad de expresión?) hacen daño, desmoralizan la República y pidió enfáticamente orden y más orden, y ya se sabe las consonancias castrenses que esas exhortaciones tienen. Y por último, llamó a dar un giro estratégico, sin miedo ni complejos. Este giro no nos queda muy claro hacia adónde se encamina, pero por el tono debe ser muy trascendental, y seguro debe tener que ver con los las cartas críticas de los exministros. Esperemos a ver. En respuesta Maduro les prometió a la FAN “lealtad y amor sin límites”.
Por último, no habría que dejar pasar la constitución de esa llamativa brigada para aplacar fomentadores de violencia, con todo tipo de poderes y a cargo del general Rodríguez Torres. Como si fueran pocas las fuerzas que se usaron para hacer tres mil presos, centenares de heridos y torturados y más de cuarenta muertos en meses pasados.
Sin duda, esta repotenciación del lugar de la Fuerza Armada en la vida civil tendrá un decisivo papel en sofocar las turbulencias que necesariamente va a producir la hambruna que se nos viene encima. Reconocemos que es más complicado explicitar las modalidades y alcances que va a tener en los meandros de la lucha en las alturas del gobierno bolivariano. Aunque no dudamos que las tenga. Por cierto, y Cadivi se supone que es parte del juego.
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