ANTONIO MARIA DELGADO/ADELGADO@ELNUEVOHERALD.COM
La crisis económica está llevando a los venezolanos a vivir sin champú y hojillas de afeitar mientras que las panaderías se están viendo obligadas a racionar el pan, ya que no hay dinero para importar harina y otros productos, pero el régimen de Nicolás Maduro está concentrando todos los esfuerzos en mantener con vida sus programas sociales, ya que su propia supervivencia podría depender de ello.
Analistas consultados dijeron que él régimen ve éstos programas –conocidos en Venezuela como Misiones– como esenciales para preservar la lealtad de los sectores de menos recursos, en momentos en que las últimas encuestas muestran que los pobres comienzan a alejarse del chavismo.
“Van a tratar de mantener las Misiones a toda costa; la supervivencia del régimen depende de ello”, dijo desde Washington Antonio De La Cruz, director ejecutivo de Inter American Trends.
“La gran pesadilla para el chavismo en este momento es la posibilidad de que los sectores D y E (los más pobres de la población) salgan a protestar. Es por eso que están dispuestos a hacerlo todo para preservar las Misiones, incluso hasta llegar el extremo de financiarlas imprimiendo dinero”, agregó.
La práctica está generando el extraño fenómeno de soltar dinero a la calle sin que los venezolanos estén encontrando maneras de gastarlo, pero el chavismo ve esa situación como un mal menor que puede tratar propagandísticamente, atribuyendo sus causas a la oposición.
“Más vale bolsillo lleno que supermercados repletos. Con los bolsillos llenos, al menos se tiene la expectativa de bienestar, sólo que no puedo gastarlo de debido al sabotaje económico de la oposición”, explicó De La Cruz.
A lo largo de sus 15 años de gobierno, el régimen bolivariano ha instaurado al menos 42 misiones que le han permitido canalizar dinero a los sectores de menores recursos, aumentando de esa manera la sensación de bienestar.
Algunos de esos programas han administrado inmensas cantidades de dinero, como la Misión Barrio Adentro, operado por personal cubano que buscaba brindar asistencia médica.
Otras, como la Misión Robinson y Ribas, son de carácter educativo y pretendía reducir los niveles de analfabetismo y la falta de escolaridad en el país, mientras que la Misión Gran Vivienda, pretendía aliviar la gran crisis habitacional.
Muchas de estas iniciativas buscaban complementar con servicios adicionales los grandes déficits de atención por los que atravesaban los sectores de menos recursos. Pero otras simplemente colocaban dinero en los bolsillos de los solicitantes.
Una de estas fue la Gran Misión Hijos de Venezuela que buscaba brindar asistencia económica a las jóvenes embarazadas.
“Muchas personas pensaron que esa Misión era una barbaridad. Buscaba ayudar a sostener económicamente a las jóvenes embarazadas y les daban una cuota mensual por cada hijo”, comentó desde París Natalia Brandler, profesora del Groupe D' Éstudes Politiques Sur L' Amérique Latine.
“Lo que se debía hacer es hacer uso de ese dinero para la educación, para darles entrenamiento para que tengan mejores oportunidades de formarse y conseguir trabajo. Pero no darles una beca por embarazarse, porque de esa manera se está incentivando el embarazo adolescente”, comentó.
Otras de las Misiones estaban bien intencionadas. Una de ellas por ejemplo, buscaba facilitar el ingreso al sistema de seguro social de todas aquellas personas de la tercera edad que no habían contribuido en la red dado porque habían pasado gran parte de su vida laboral en empleos informales.
Pero muchas de estas iniciativas fueron mal concebidas o mal desarrolladas fomentando la corrupción dentro de las instituciones.
También tenían un claro objetivo proselitista, dijo Brandler.
“En muchas de estas misiones ha estado clarísimo el uso electoral. El desembolso para los programas sociales aumentaba en época electoral y disminuía entre las elecciones.
En el 2005 se produjo un gran desembolso previo a las elecciones del 2006. Allí hubo un desembolso enorme”, dijo.
Lo mismo sucedió en las elecciones posteriores, incluyendo las elecciones presidenciales del 2012, agregó.
La crisis económica luego tuvo un impacto en el gasto destinado a las Misiones, generando quejas de que el dinero ya no estaba llegando a los Barrios en la misma proporción.
No obstante, fuentes del gobierno dijeron a el Nuevo Herald que preservar las Misiones se ha convertido en una prioridad para Maduro.
Diego Moya-Ocampos, analista de IHS Global Insight/IHS Jane's, dijo que las misiones han sido el instrumento fundamental empleado por el chavismo para preservar el respaldo de los sectores populares.
Son iniciativas inspiradas en las políticas públicas cubanas, que pretendían esquivar las restricciones burocráticas en la asignación de recursos, dijo.
También fueron instrumentos fundamentales para realzar el proyecto político del chavismo.
“Allí fue que comenzó a tomar fuerza el movimiento Quinta República que es un movimiento de masa, el cual deviene finalmente en el PSUV”, comentó Moya.
Pero las Misiones luego ser convirtieron en un instrumento para ejercer control sobre los beneficiados.
“Muchos de estos mecanismos han terminado convirtiéndose en un mecanismo permanente de chantaje”, comentó Moya desde Londres.
Algo de eso puede verse en la Misión Gran Vivienda, anunciado con bombo y platillo por el fallecido presidente Hugo Chávez en el 2012 y que buscaba aliviar el gran déficit habitacional que registra el país.
El gobierno terminó construyendo muchas menos viviendas que las prometidas, y muchas de las unidades que sí fueron terminadas presentan serios problemas constructivos, faltándoles servicios básicos como el suministro de agua o acceso a las ciudades.
“Pero a ninguno de los beneficiarios del programa ha recibido el título de propiedad de las viviendas que les han sido entregadas. Eso ha causado malestar, pero ha servido para que las personas que ocupan esas viviendas se sientan constreñidas a no protestar por temor a que puedan ser desalojados”, explicó.
Fuente: El Nuevo Herald
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