SIMÓN BOCCANEGRA/TALCUALDIGITAL
Hay que saludar el ánimo crítico y autocrítico que se ha apoderado del chavismo. En este sentido, la declaración de Freddy Bernal según la cual ellos no supieron gerenciar las empresas expropiadas y las llevaron al fracaso, va en el sentido de la onda critica giordaniana pero avanza más.
Porque Giordani fue muy crítico con Maduro, pero pasó por los quince años como si él no hubiera tenido ninguna responsabilidad en lo que ocurrió en ese lapso. Cosa evidentemente falsa y oportunista porque la política económica durante esos tres lustros tiene su sello.
Bernal, en cambio, usando el plural mayestático, habla de una responsabilidad colectiva, que no excluye al propio Chávez. El señalamiento del ex alcalde tiene la virtud de ser absolutamente preciso y permite varias inferencias. Una de ellas tiene que ver con la crisis económica y la caída de la producción.
Los errores, las expropiaciones arbitrarias y pésimamente gerenciadas tienen que ver con la zambullida del índice industrial en 2013 y lo que va de 2014. Como siempre, los errores comienzan a pasar factura al cabo de un tiempo. Bueno, ese tiempo llegó ya y una parte del chavismo lo está registrando. Porque parece obvio que Bernal emite un juicio que otros comparten.
Pero Bernal no se detuvo en lo de las empresas expropiadas sino que embistió también contra la corrupción. Es evidente que la tendencia capitaneada por Giordani está haciendo de la lucha contra la corrupción una bandera fundamental de su plataforma programática –porque de eso se trata.
¿Quiénes son los corruptos? No se dan nombres pero se señala a Cadivi como epicentro de las vagabunderías. ¿Quiénes giraban en torno a Cadivi? No es difícil encontrarlos. ¿Podemos esperar de los críticos y autocríticos que pongan el dedo en la llaga?
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