Llegamos al 19 de Abril con un país irreconciliablemente dividido por culpa del discurso oficial
El lunes se conmemora el bicentenario del 19 de Abril de 1810. ¡Qué bonito sería que en esa fecha tan emblemática todos los venezolanos pudiéramos hacer un alto en el camino para pasar revista a nuestras realizaciones, tomar conciencia de nuestras carencias y unirnos todos para soñar con el país que queremos para nuestros hijos y nietos! ¡Maldita la hora en que se soltaron los demonios que nos impiden hacerlo!Llegamos a esta fecha con un país irreconciliablemente dividido por culpa del discurso oficial de intolerancia y resentimiento.
La independencia política de 1810 no se tradujo en el ejercicio de los atributos de la soberanía plena ni para Venezuela ni para ninguno de los países de Iberoamérica, todos los cuales vieron hipotecado su desarrollo no solo por el acecho del imperialismo sino porque este fue acogido, aceptado y hasta aupado por los gobiernos que nos dimos o que nos tuvimos que calar. Lo justo sería que a la vuelta de dos siglos, en un país donde la Providencia exageró sus dones, pudiéramos presentar otro balance pero lamentablemente no es así.
Nos encontramos en perenne estado de conflicto y zozobra no con enemigos extranjeros como se pregona sino contra un gobierno que habiéndose apropiado del discurso reivindicativo está destruyendo no solo el aparato productivo nacional sino la tradicional hermandad y tolerancia que caracteriza al gentilicio venezolano. Estamos perdiendo la guerra contra el hampa desatada que aprovecha el caos y la impunidad.
Llegamos al 19 de Abril con una Fuerza Armada que ha dejado de ser el brazo obediente y no deliberante que consagra la Constitución para convertirse en custodia de un proyecto político mientras que -inexplicablemente- no se dan cuenta que están presenciando y consintiendo su propia disolución a manos de unas tales milicias cuyo objeto no es defender la patria sino a Chávez. Quien haya visto la juramentación de esas milicias en la Av. Bolívar el pasado martes confirmará esos temores.
Llegamos al 19 de Abril con un país que ha sustituido su condición de ser mundialmente respetado por la de ser temido por sus armas o chuleado sangrientamente de la forma más descarada. La paz social con aceptable dosis de equilibrio laboral, estudiantil, político y económico, que con sus carencias e ineficiencias se fue construyendo con tesón y éxito, se ven trastocadas por la pugnacidad, la incertidumbre y el escepticismo.
Una nación donde el discurso oficial designa a sus adeptos como "el pueblo" y a sus adversarios como oligarcas, burgueses, apátridas, traidores, pitiyanquis, etc., no parece destinada a transitar por los senderos del progreso que después de doscientos años debieron estar ya despejados luego de tanto esfuerzo y dinero invertido.
Este columnista cree que toda esta explosión de irracionalidad es consecuencia del desespero de quienes se ven arropados por la casi certeza del fracaso visible e inminente.
Aun así hay que tener la prudencia de no buscar atajos inconstitucionales y esperar con paciencia a septiembre de 2010 y al 2012 para garantizar que el colectivo venezolano se asegure que ¡NO VOLVERÁN!
apsalgueiro@cantv.net
Cort. El Universal
Foto: Noticiero Digital
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