Por: VenEconomía 15Abr10
El permuta ha marcado cifras récord esta semana, poniendo al Gobierno en un callejón de muy difícil salida.
Las razones para que el permuta siga su escalada tendrían varias vertientes.
La más importante es la restricción que hiciera Cadivi en los sectores que tienen acceso al tipo de cambio oficial. A esto se aúnan los atrasos del ente regulador para autorizar y entregar esas divisas a los importadores, lo cual les genera una fuerte incertidumbre y los obliga a recurrir al mercado permuta para cubrir sus requerimientos.
Otra razón del alza insistente del permuta sería la alta demanda de divisas, la cual a su vez se debe a que, ante la escasez de alternativas de ahorro y la creciente inseguridad jurídica del país, muchos ciudadanos están buscando preservar el valor de sus ahorros en otras monedas.
A esto se le suma el hecho de que al parecer, PDVSA y el Fonden no están interviniendo en el mercado y, si lo están haciendo, no lo hacen en el volumen y frecuencia con la que participaban en 2009, lo que permitía cierta estabilidad del tipo de cambio paralelo.
En estos momentos, el Banco Central (BCV) está aplicando un mecanismo ridículo basado en subastas erráticas de CDs, las cuales se ofertan en lotes de $50 millones cada uno, pagaderos en bolívares, que se redimen en dólares y cuyo precio de venta lleva implícito un descuento de más de 30%.
Los CDs, como era lógico pensar, han resultado insuficientes para cumplir el supuesto propósito de controlar el precio del permuta, más aún cuando las fórmulas de adjudicación cambian constantemente y no son reveladas con anticipación. Incluso, muchos analistas han advertido que éstos pueden ser canales de corrupción, pues quien tenga acceso previo a la fórmula de adjudicación está en posibilidad de llenar sus alforjas.
¿Qué se puede hacer ante este impulso, al parecer imparable, del permuta? Según parece poco, o nada.
Al Banco Central y a PDVSA ya se le habrían secado los recursos. Las reservas líquidas apenas llegan a $12,3 millardos, y las exportaciones de PDVSA estarían por debajo del 1,5 millones de barriles diarios.
Esa precaria situación de las arcas públicas y el deterioro de la estatal petrolera le dan muy poco espacio para maniobrar al BCV a fin de intervenir en el mercado con montos suficientes para financiar los requerimientos internos del país.Una de las pocas salidas que restan para detener al permuta es restringir la liquidez. Sin embargo, muchos dudan, con razón, que en un año electoral como 2010 el Gobierno tome ese camino. Como se ha demostrado hasta ahora, en la "revolución" chavista el fiel de la balanza siempre se inclina a favor del interés político y personalista de unos cuantos y no hacia el bienestar de todo el país.
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