El otro día descubrí que en Los Próceres se ha instalado un canal para uso de ciclistas, patineteros, trotadores, caminantes, paseadores de perros y otros amantes del aire libre bastante funcional y bien concebido.
A mí la zona me ha parecido siempre espantosa a pesar de los intentos de algunos arquitectos posmodernos por revalorizar el perezjimenismo malausénico- pero ahora está, al menos, limpia y recién pintada, lo que la hace sanitariamente apta. Además hay vigilancia militar y un amplio estacionamiento.
En uno de sus laterales se han construido algunas instalaciones deportivas, hay abundante vegetación y, salvo por el exceso de polvo remediable con un poco de grama, se puede pasar un buen rato.
Se diría que habría que darle un meritorio puntaje a la iniciativa, sobre todo ahora que han cerrado, no sé si para siempre, los maravillosos jardines de la Universidad Simón Bolívar y una avenida de la Lagunita donde se podían practicar esas sanas diversiones.
Pero, por favor, no sean militaristas: quiten esos tanques de guerra, monstruosos símbolos de muerte, que sirven de ornato a un espacio que se supone básicamente para la alegría de niños y adolescentes. Pongan flores ahora que hay que vivir viviendo. No recomendaría, para nada, apelar al arte porque es posible que hagan conjuntos escultóricos, con tanques.
2. Yo me había entusiasmado por el reparto gratuito de una parte, creo que hasta tercer grado, de los libros para la primaria. A lo cual seguirían los restantes. Creo que era un anhelo de algunos soñadores desde 1958. Gente muy seria como el profesor Luis Bravo le han encontrado defectos, digamos técnicos, incompletudes sobre todo. Bueno, eso resulta remediable; pero no le han encontrado mayor contrabando político, salvo un par de idioteces.
Pero el gozo se me fue al pozo cuando me entero que las computadoras para los infantes, las canaimitas, que ya se cuentan por miles, intención también muy plausible, están llenas de virus ideológicos, de porquerías teóricas del ignorantísimo socialismo del siglo XXI y su jefe, docto en disparates. La ministra Hanson ha asumido el derecho del Estado, sedicente socialista, a inculcar sus ideas en las frágiles mentes de los párvulos.
Sobre lo cual no puede haber discusión, aunque de suyo debería haberla (es cierto que siempre el niño es manipulado): porque la ideología del PSUV no supera los coeficientes mentales de Darío Vivas y la defensora del pueblo, porque papá y mamá también tienen derecho sobre sus criaturas y porque, en definitiva, eso no va a servir para nada, de puro ladilla, en especial en un país al borde del vómito por intoxicación política. Su efectividad no debe valer medio ante Harry Potter o Mario Bros.
3. Acuseta: Emeterio le volvió a decir bobo a Georg Wilhelm Friederich Hegel en El Universal de ayer. Como no soy doliente directo del caballero no me cabe sino preguntar cómo es que un bobo ("De poco entendimiento y capacidad", DRAE) ha hecho reflexionar tanto sobre él durante tanto tiempo y, sobre todo a través de Marx, hegeliano de izquierda, sacudir el planeta hasta en sus últimos cimientos. ¿No será que la humanidad es toda bastante boba, creada por un Omnipotente Bobo?
Cort. TalCualDigital
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