SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
Nicolás Maduro dijo hace poco que estaba dispuesto a hablar hasta con el diablo. Nosotros desde aquí no le pedimos que llegue a ese extremo ni mucho menos.
Le sugerimos, muy respetuosamente, que hable con su colega Evo Morales. El objetivo de dicha conversa es solicitarle al jefe del altiplano que le permita a su ministro de Finanzas acercarse a Caracas y que le explique, a Merentes, Giordani y compañía, cómo se hace para tener bajo control a la inflación.
Si el hombre está muy ocupado en ese menester, pues también se pueden organizar unas cuantas videoconferencias y asunto resuelto. Lo importante, lo vital para el futuro de la revolución y del bolsillo de todos los habitantes de Venezuela, sí de todos, es que esas conversaciones se produzcan y nuestros ministros sigan la receta boliviana.
Es verdad que la inflación de Perú, Chile, Colombia y Paraguay es más baja que la de Bolivia, pero esos son países donde manda la derecha o una izquierda que no es tal. En cambio nadie puede tener dudas sobre la pureza revolucionaria de Evo.
Sobre su amor por el comandante eterno. Fíjense que durante el mes de abril los precios subieron 1,2% en Perú y en Colombia, 0,5% en Paraguay y 0,20% en Chile, en cambio en Bolivia fue de 1,6%, mucho menos que el 4,3% que reportó el Banco Central endógeno.
Cualquier neoliberal criollo diría, después de ver esos números, que hay que hablar con Piñera, pero hacerlo sería casi lo mismo que conversar con el diablo, y semejante sacrificio no es justo que lo haga Nicolás. Por ello nuestra sugerencia es conversar con el ministro de Evo y aplicar sus recomendaciones al pie de la letra. ¡Échale bolas Nicolás!
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