SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
A Nicolás Maduro no le gusta la crítica. Dice lo contrario, pero después se contradice. El pasado miércoles pidió citar al editor de El Universal porque no le gustó que en su portada se publicaran unas fotos de una señora que expresaba su tragedia luego de perder a manos del hampa a uno de sus seres queridos. Nicolás prefiere vender el sofá.
Le gusta el Correo del Orinoco, Ciudad CCS o VEA, diarios que reflejan un país donde el hampa no existe, donde no hay crímenes.La realidad es otra, lamentablemente. Ayer mismo la delincuencia disparó contra la esposa del encargado de negocios de Paraguay. La señora, al parecer, no sufrió una herida grave.
Esta vez la salvó la falta de puntería de los matones. Seguramente Nicolás no quiere que esa noticia se divulgue. Él prefiere que todos cierren los ojos y para ello mandó a su ministro de Información a que "cite" al director de El Universal para conversar sobre el tema.
Triste el papel que está haciendo el colega Ernesto Villegas, va camino de convertirse en el ministro de la censura. Lo que debería molestar y preocupar al Gobierno es la falta de efectividad de sus planes para enfrentar la inseguridad. No nos referimos al último de ellos, pues apenas tiene una semana puesto en práctica, pero hay que ser muy optimista para pensar que puede ser efectivo, cuando los 20 que lo precedieron fueron un absoluto fracaso.
Mientras los ciudadanos sigan siendo robados, secuestrados y asesinados, como ocurre todos los días, esos hechos son noticia y serán divulgados por los medios, aunque Maduro cite con Villegas a todos los directores de los medios, y su gobernador de Mérida, a la par, arme un "Estado Mayor Comunicacional" para meterle el ojo a los medios regionales.
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