Por: Fernando Rodríguez/TalCual
Se fue Luisa Estela Morales de la Presidencia del Tribunal Supremo. Por lo visto a hurtadillas como los artistas abucheados. Al parecer se había granjeado hasta el repudio de sus congéneres por “déspota”. Pero el lunes la honorable exmagistrada Marmol de León, cosa de esperarse, y el exmagistrado Luis Martínez, cosa inimaginable por afecto al proceso, se encargaron a dúo de despedirla con una suerte de resumen de la sentencia que seguramente le reservará la historia.
Duro adiós, recogido por El Universal. ”Ella acabó con la independencia del Poder Judicial”. Se hicieron sistemáticos “los llamados para girar instrucciones… que debían dársele a los jueces al momento de decidir ciertos casos”, el estilo Aponte Aponte pues. ”Obsecuente y grotesta actitud de sumisión al gobierno”, como todos los poderes nacionales, vaya. Redujo de 70 a 30% los jueces titulares para hacerlos vulnerables, botó a más de 200 arbitrariamente, puro tasconismo. Y, como si fuera poco, por “pura ignorancia y desconomiento del Derecho”, le lavaron el cerebro los “juristas” cubanos y le metieron en éste que la separación de poderes iba contra el Estado. Es decir, que la muy docta quiso enmendarle la plana al musiú de Montesquieau, gloria de la teoría política universal. Ha dejado una huella, magistrada, no se la olvidará fácilmente.
Seguramente esto lo sabíamos todos, nunca se hizo nada por ocultarlo. Pero tenemos la sensación de que dicho en este momento preciso en que la republiqueta infame se cuartea por todos lados, algo de juicio final tiene.
Además, ese mismo día, Lorenzo Mendoza en una rueda de prensa estelar le explicó a Maduro, que andaba con su media lengua hablando mal de la Polar, en el fondo conqueteándole abiertamente, la idoneidad de su trabajo empresarial y la estrepitosa tragedia de la economía estatal. Preludio de novedosos ententes entre lo privado y lo público.
Por si fuera poco, unas horas después, se consumaba la venta de Globovisión, la morada mediática de la oposición, para irse de su trinchera que parecía inamovible quién sabe adónde, al centro dicen, a cobijar a los buenos y los malos, ahora todos venezolanos.
Por último se sacó el ejército a la calle, se militarizó al país, para luchar contra el crimen que gozó de lustros de impunidad y de incapacidad. Enésimo plan al respecto, pero más aparatoso que nunca. Ahora sí, dicen.
Total, que se mueve el piso nacional con intensidad. Sin duda la transición se asoma; comenzamos a pasar una página, aunque no tengamos nada clara la siguiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario