JUAN O. TAMAYO/JTAMAYO@ELNUEVOHERALD.COM
Militares cubanos están estudiando los cambios post-comunistas en Rusia —y agentes de la Seguridad del Estado están siendo amables con los disidentes— en preparación para una posible transición en la isla, según el destacado activista opositor Guillermo Fariñas.
Algunos de los oficiales temen un colapso repentino del sistema comunista y “ellos no quieren que les pase como a la gente de (Moamar) Gadafi” en Libia, dijo Fariñas durante una larga visita el martes a El Nuevo Herald y The Miami Herald .
Están a favor de una transición lenta que les permita apoderarse de empresas estatales, agregó, al igual que la gran apropiación de los bienes públicos que el Frente Sandinista realizó en Nicaragua al dejar el poder en 1990, y que fue conocida como la “Piñata”.
Fariñas dijo que tiene contactos amistosos con media docena de tenientes coroneles o coroneles porque estudiaron juntos en escuelas militares. También fue destacado un año en Angola con una unidad de comandos y pasó tres años en una academia militar de la Unión Soviética.
Algunos de los oficiales militares le dijeron que han estado asistiendo a conferencias semanales sobre las transiciones en Rusia y Bielorrusia a las que se refieren como “Putinismo”, dijo, en una aparente referencia al gobierno autoritario y capitalista de Vladimir Putin.
También le dijeron que algunos de los asesores del gobernante Raúl Castro han sugerido que se debe admitir de 15 a 25 disidentes en el parlamento nacional, añadió Fariñas. Castro respondió que estaría de acuerdo, pero que su hermano Fidel nunca lo permitiría.
Algunos de los oficiales de la Seguridad del Estado también “se están cuidando de no mancharse de sangre las manos”, dijo el activista, para evitar problemas más tarde en caso de que Cuba cambie de manera significativa hacia la democracia.
Funcionarios de la Seguridad del Estado se jactaban en la década de 1990 de que el sistema comunista de la isla nunca cambiaría. Pero ahora le dicen que sólo están siguiendo órdenes, dijo Fariñas, quien ha organizado más de 20 huelgas de hambre en sus 21 años en la disidencia.
Un agente de la Seguridad del Estado ahora pide cortésmente a la madre de Fariñas que junte las medicinas diarias del disidente antes de llevárselo, para ser interrogado, de su casa en la ciudad central de Santa Clara, dijo el disidente.
Y uno de los más duros agentes de la Seguridad del Estado en la ciudad, un hombre de 28 años que resultó ser hijo de un conductor de autobuses en la escuela militar de Fariñas, ahora le dice al disidente cuando otros opositores al gobierno lo confrontan, dijo el activista.
Fariñas dijo que el oficial le dice que a veces se ve obligado a ponerse duro cuando los disidentes lo escupen, lo insultan a él ya su madre, o lo abuchean como “Nalgón”.
Estos y otros comentarios de Fariñas no pueden ser confirmados independientemente, pero otros disidentes en Cuba, entre ellos el activista de derechos humanos Elizardo Sánchez Santa Cruz, han dicho anteriormente que Fariñas tiene acceso a viejos amigos en las fuerzas armadas.
Fariñas dijo que, de hecho, se encontró con Miguel Díaz-Canel —nativo de Santa Clara y su compañero de clase en la escuela militar— seis semanas antes de su ascenso a primer vicepresidente de los Consejos de Ministros y de Estado, el N º 2 después de Raúl Castro.
Fariñas dijo que pasaba frente a la casa de los padres de Díaz-Canel el 4 de enero cuando vio a su amigo de escuela estacionando su coche Geely, uno de los vehículos de fabricación china utilizados por los altos funcionarios del gobierno.
Díaz-Canel le estrechó la mano calurosamente y le preguntó por su salud. Hablaron durante unos 15 minutos, dijo el disidente, en gran parte sobre su huelga de hambre de 135 días en el 2010, que lo puso en el hospital en varias ocasiones.
El vicepresidente señaló en la charla que Fariñas se había negado a hablar con varios emisarios del gobierno durante la huelga, dijo el disidente, y le preguntó si Fariñas hubiera estado dispuesto a hablar con él.
Fariñas dijo que le informó a Díaz-Canel que efectivamente hubieran hablado y el funcionario respondió que “lo iba a tener en cuenta”. Agregó que tendría que informar de la conversación a sus superiores en La Habana.
Fariñas también dijo que se opondría a un levantamiento incondicional del embargo de Estados Unidos y añadió que, si bien respeta a la Iglesia Católica y sus obispos, se siente “decepcionado” con el cardenal Jaime Ortega.
Si el gobierno cubano accede alguna vez a entablar conversaciones con la oposición, añadió, Ortega no debe ser parte de las negociaciones.
Fariñas dijo que, antes de regresar a La Habana a mediados de julio, espera ir a Puerto Rico y más tarde a Bélgica, para recoger el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia, de $60,000, que le otorgó el Parlamento Europeo en el 2010.
El Nuevo Herald
No hay comentarios:
Publicar un comentario