Por: VenEconomía
A los que se hicieron con el gobierno en Venezuela mediante métodos non sanctos parece que les está brotando el temor por todos los poros. Y como bien definió el poeta griego Sófocles, “para quien tiene miedo, todo son ruidos”.
Para los “revolucionarios” de Venezuela tal parece que las voces democráticas de Venezuela y el mundo son ruidos que los descontrolan, los lleva a cometer error tras error y les quita la máscara de mansas palomas que han querido exhibir en los últimos 15 años.
Para comenzar han cometido el error político de irrespetar el acuerdo con los países de Unasur con quienes se comprometieron a efectuar una auditoría del proceso electoral del 14 de abril. Acuerdo que aseguró la presencia de un importante número de mandatarios en la juramentación de Nicolás Maduro.
Tras la negativa del Consejo Nacional Electoral de auditar el proceso, con el aval de Maduro y su comando de campaña, el sector democrático integrado por más de 7,3 millones de venezolanos que abandera Capriles decidió luchar dentro del sistema de justicia nacional e internacional para que se realicen unas nuevas elecciones en donde se garanticen condiciones limpias.
Esta férrea determinación de los demócratas ha hecho que los “revolucionarios” venezolanos pierdan la sindéresis frente a la comunidad internacional.
Esa falta de cordura se evidenció hace unas semanas en la Asamblea Nacional, cuando su presidente Diosdado Cabello le violó a la bancada parlamentaria democrática, que representa a 52% de los votantes, el derecho de palabra e incluso, permitió que imperara la barbarie de la agresión física, que dejó lesionados a varios diputados de la Alianza de la Unidad Democrática.Para los demócratas del hemisferio, y aun para los que integran la comparsa revolucionaria latinoamericana, es muy difícil justificar estas acciones que atentan contra la libertad de expresión y el derecho a la representación.
Pero, el colmo del miedo a que se vaya a la ruina el régimen, emergió de nuevo esta semana cuando Maduro arremetió contra el presidente Juan Manuel Santos acusándolo de “prestarse al juego” de quienes están en un plan para derrocar a su gobierno, por el simple hecho de que su par colombiano recibió a Henrique Capriles en una visita privada.
Indicó Maduro que perdió la confianza en Santos y en una declaración que suena a chantaje amenazó con evaluar “si Venezuela continúa en ese proceso por la paz o no”, refiriéndose a las conversaciones entre las FARC y el gobierno de Colombia, donde el gobierno de Venezuela por su cercanía con el grupo terrorista funge como uno de los mediadores.
Lo irónico es que esta reunión no hubiera tenido mayor trascendencia si no hubiese sido por la aterrada sobre-reacción de Maduro que oyó ruidos en la acción soberana del mandatario colombiano de recibir por cortesía a quien le venga en gana, y que con ello impulsó el vuelo de Capriles y la causa justa de millones de venezolanos hacia el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario