SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
Hace algunos años a la isla de Margarita arribaban turistas de diferentes partes del mundo en vuelos directos que aterrizaban en el aeropuerto Santiago Mariño. Se iba convirtiendo en un destino importante en el mapa mundial, pero diferentes factores hicieron que todo se derrumbara.
Los pésimos servicios públicos causaron su efecto en el ánimo de canadienses, brasileños y europeos de diferentes países. A lo anterior se sumó la inseguridad, que provocó la muerte de varios visitantes. También que los precios de algunos servicios no eran competitivos en relación con otros destinos del Caribe.
Como si todo esto fuera poco llegó la "revolución" encabezada por el finado, para quien el turismo era una actividad "burguesa". Ahora Izarrita, quien se cree una estrella, habla del tema como la panacea para todos los males nacionales.
La ignorancia es atrevida. Entre las perogrulladas expresadas por el ministro está que el turismo puede generar más trabajo que el petróleo y casi tanta riqueza como éste. ¿Necesitó Izarra ser nombrado ministro para dar muestras de su sapiencia sobre el tema? El hombre anda de verdad haciendo turismo y recorriendo el país ofreciendo villas y castillos.
Habla como si fuera el ministro de un nuevo gobierno, como el que acaba de llegar a la administración pública. Como si quien gobernó hasta ayer no fue su amado líder, el "comandante eterno". Va a Mérida y ofrece el teleférico, el mismo que está cerrado desde mediados de 2009 por incompetencia "socialista".
En Margarita tomaron Conferry, empresa que prestaba un pésimo servicio, y lograron lo que parecía imposible, que dicho servicio fuera todavía peor. Si hablamos de los hoteles del Estado ahí está el que administraba la cadena Meliá, abandonado desde el deslave de Vargas. Hay que ser muy ingenuo para creerles.
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