Por: VenEconomía
La influenza AH1N1 volvió a tomar vuelo en Venezuela, y está haciendo estragos en el país. Desde los primeros brotes reportados en Mérida hace unas tres semanas, ya son pocos los estados donde no ha llegado la influenza.Los casos de contagio se duplican y hasta triplican a medida que pasan los días y, según cifras extraoficiales, los casos comprobados llegan ya a más de 200, y las víctimas fatales alcanzan casi la veintena.
¡No existe manera de tapar esta realidad!
Tal es la situación que la ministra de Salud, Isabel Iturria, en una entrevista con Aymara Lorenzo por Globovisión, rehusó de plano dar cifras con el argumento espurio de que si se detallara "el número de contagiados y fallecidos como partes de guerra, los medios los reproducirían con grandes titulares alarmistas y se desviaría la atención de la población de lo más importante: las medidas de prevención".
Insistió que los intereses políticos o económicos están detrás de las informaciones diseminadas por los medios sobre el número de afectados, fallecidos y de la escasez de vacunas, tapa bocas, etc.
Obvia la ministra Iturria que el Estado está en la obligación, tanto por la Constitución como por compromisos con organismos de salud internacionales de dar información veraz y oportuna de la situación epidemiológica del país, más aún cuando se trata de enfermedades contagiosas que pueden producir epidemias o pandemias.
Además según lo expresó el exministro de Sanidad, Félix Oletta, una regla de oro para manejar una situación epidémica es la de dar buena información y educar al público. Al entender de Oletta, el no hacerlo podría causar un efecto contraproducente: Que la población minimice el problema y no tome las previsiones indispensables para el cuido de su salud y vida.
Pero, esta actitud de la ministra Iturria, no es nueva en ese despacho, pues fue la misma que asumieron las autoridades de Salud en 2009 cuando se desató una epidemia de dengue en el país. Esa falta de transparencia en dar cifras de interés público se repite en lo referente a las víctimas del hampa, por citar un ejemplo. La desinformación está en sintonía con la política de la tríada Castro-Chávez-Maduro de no informar sobre hechos y realidades, o de manipular cifras que revelen la inoperancia de la revolución castrocomunista.
Por ultimo, cabe recordarle a la ministra Iturria que es el Estado el responsable de diseñar una campaña pública de orientación a la ciudadanía. Que además hoy, como nunca antes, el gobierno cuenta con todo un sistema público de medios masivos de comunicación, tanto televisivos, como radiales y de prensa escrita, sin contar con las cadenas nacionales y que la ley obliga a los medios a transmitir mensajes del gobierno, que debería orientarse para hacer llegar a todos los rincones del país el mensaje oportuno y necesario para garantizar el bienestar y la salud del ciudadano y no solo para su adoctrinamiento, ideologización o vender la revolución.
¡Disponga de las cámaras Señora Ministra!
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