El nuevo incidente diplomático que intentó provocar el teniente Diosdado Cabello parece que no va a prosperar. Sus declaraciones cuarteleras contra el Gobierno colombiano no recibieron la respuesta que esperaba
SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
El nuevo incidente diplomático que intentó provocar el teniente Diosdado Cabello parece que no va a prosperar. Sus declaraciones cuarteleras contra el Gobierno colombiano no recibieron la respuesta que esperaba.
En Bogotá saben cómo torearlo, si lo hicieron con el difunto más fácilmente lo hacen con este aprendiz de autócrata. De este episodio llaman la atención dos cosas. La primera, el comportamiento del canciller Elías Jaua el pasado jueves.
En lugar de ofrecer una declaración formal sobre el encuentro entre Juan Manuel Santos y Henrique Capriles, el canciller apareció dando una rueda de prensa donde informaba sobre lo que se había tratado en la reunión del consejo de ministros.
Pareció que si no es porque le preguntan sobre el encuentro realizado en Bogotá, Jaua no se hubiera referido al tema. Ante el emplazamiento no le quedó más remedio que fijar posición, similar a la de Cabello, pero con un tono diferente.
El otro detalle es que ayer Maduro volvió a aparecer acompañado del teniente y dándole un respaldo a éste. Lo mismo hizo después que se conociera la grabación del crápula hojillero. Al parecer quiere tener al enemigo cerquita.
En todo caso, Maduro fijó posición, pero sin nombrar a su homólogo colombiano. Habló de una genérica conspiración que estaría siendo alentada por la oligarquía y el imperio, para variar, e incluyó a JJ Rendón, blanco preferido del chavismo desde la última campaña presidencial.
La impresión que da es que quien fija la agenda de Maduro es Diosdado. Mala señal.
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