Iglesia preocupada porque además de la falta de vino de consagrar para realizar la misa, acusan ahora la escasez de harina de trigo sin la cual no es posible elaborar las hostias
La escasez de artículos de primera necesidad y otros no menos necesarios es un problema con el que tienen que lidiar a diario los venezolanos y que se ha agudizado en meses debido a la falta de divisas y una limitada producción nacional.
Pero además de enfrentar dificultades para satisfacer sus necesidades mundanas, algunos otros como los jerarcas y fieles de la Iglesia católica tienen la preocupación de que cada día es más difícil conseguir trigo para elaborar el pan que se emplea en las misas, y a esto se suma el agotamiento del vino de consagrar.
El consumo del vino y la hostia son en sentido estricto la parte central en la plegaria eucarística.
“No se consigue harina trigo, a veces pasamos días para conseguir dos o tres paqueticos (de un kilo)”, dijo sor María de los Ángeles, una monja de 49 años que hacía compras en una pequeña tienda de comestibles en el centro de Caracas. “Hacemos milagros con la poca harina que podemos comprar”.
“Faltan muchas otras cosas. Sólo venden dos paquetes de harina (de maíz) por persona y dicen que el papel (higiénico) llegó, pero poquito después se acabó”, comentó.
Desde octubre pasado el gobierno fue reduciendo progresivamente la venta de dólares oficiales sin dar mayores explicaciones. En Venezuela está vigente un control de cambio desde febrero del 2003.
A partir de entonces, cientos de empresas comenzaron a enfrentar problemas para obtener divisas oficiales e importar insumos y materias primas, agudizando los problemas escasez y de desabastecimiento de algunos productos esenciales como medicamentos, repuestos y alimentos como la harina de maíz y trigo, aceite, azúcar y mantequilla, entre otros.
La restricción en la entrega de divisas se hizo más fuerte a partir de febrero pasado cuando las autoridades financieras eliminaron el Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera que permitía a las empresas e inversionistas obtener dólares a través de las compra de bonos de deuda en moneda extranjera.
La suspensión de sistema de venta de títulos de deuda se realizó de forma paralela a una devaluación de la moneda que llevó el tipo de cambio en febrero de 4,30 bolívares a 6,30 bolívares por dólar. Además del trigo para las hostias también en Venezuela es escaso el vino para consagrar.
“Se están agotando las reservas (de vino), sólo tenemos para dos meses”, dijo monseñor Roberto Lückert el martes a la AP en una entrevista telefónica. “También hay problemas con el trigo para las hostias”, señaló, sin dar detalles.
Lückert, arzobispo de Coro, relató que sustituir el vino, que se distribuye en los templos del país, no es fácil debido a que se requiere que el mosto o zumo de uva sea “puro”, sin aditivo. Esa condición los obliga a ser muy estricto en la selección de un proveedor.
En Venezuela la producción local de vinos es muy limitada y sólo el mayor de ellos cumple con los requerimientos de la Iglesia Católica. Pero Bodegas Pomar, que es controlada por el grupo de Empresas Polar, la mayor productora de alimentos procesados del país, recientemente informó a los obispos que “no podía garantizar la producción” del “vino Ecclesia” debido a la falta de algunos insumos y la merma de divisas, indicó el prelado.
“La otra opción sería importarlo, pero los costos serían muy altos porque no tenemos acceso a los dólares” oficiales, acotó Lückert, quien no descartó iniciar el trámite ante el gobierno.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro, que en semanas recientes se ha reunido con varios centenares de empresarios privados para solventar las trabas que existen en la entrega de divisas oficiales, espera restablecer los suministros de materias primas importadas necesarias para levantar la producción.
En el corto plazo, el gobierno anunció la importación masiva de alimentos y otros bienes de consumo para hacer frente a la escasez y combatir lo que han denominado la “guerra económica” que estarían ocasionando los sectores adversos al oficialismo para estimular “compras nerviosas” y generar desabastecimiento.
“Además de perder horas para comprar cuatro rollitos de papel, ahora tampoco vamos a poder comulgar como dios manda. Es que no se puede creer”, se quejó Liliana Escobar, un ama de casa de 32 años, quien hacía fila frente a una tienda donde se corrió la voz en el barrio que se estaba vendiendo papel higiénico.
TalCualDigital
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