Esta semana, la imagen de la señora Weber delante de su máquina de coser ha sido compartida en Facebook casi 125.000 veces, pero más asombrosa es la cifra de quienes han colocado su Like al pie de la foto en esa misma red social: 208.000 personas.
Sin embargo, a Lillian le sigue pareciendo que no es para tanto… Cada mañana, bien temprano, ella dispone de los retazos de tela, analiza los cortes, revisa el hilo y pone manos a la obra. Esa anciana cose diariamente un vestido de niña que es enviado por una asociación cristiana llamada “Little Dresses for Africa” hacia las zonas más empobrecidas de ese continente.
La nota ha aparecido en la página de Facebook de Age UK, una organización caritativa, con sede en Londres, que está enfocada en la ayuda a las personas de la tercera edad en “la enfermedad, la soledad o la pobreza.”
Lillian es uno de los ejemplos de personas que no bajan la guardia, ni siquiera a punto de cumplir un largo siglo de vida, y que continúan su diaria batalla por un mundo mejor.
De acuerdo con la información de Facebook, la señora Weber ya ha confeccionado 840 vestidos y aspira a completar su tarea cuando llegue a 1.000 al mismo tiempo que cumpla los 100 años.
Su trabajo se inicia con las primeras luces del día, luego toma un descando durante el mediodía, y finalmente lo concluye en la tarde. Dice que le encanta confeccionar esos vestidos, aunque sepa que nunca verá a una niña africana con él puesto; la basta con la energía y el deseo que le pone a cada pieza, a cada puntada.
“Probablemente pueda hacer dos al día, pero disfruto mucho más cuando le dedico todo el día a uno solo –ha confesado este anciana emprendedora-. Aprendí cómo hacerlos y luego me dije ¿por qué no darle un buen uso a lo que hago?”
Cort. El Viralero
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