miércoles, 16 de abril de 2014

La calle y la Mesa/Editorial TalCual miércoles 16abr14

Por: Fernando Rodríguez/TalCual
No hay mayores dudas de que en el seno de la MUD exis-ten dos corrientes estratégicas bastante diferenciadas. Grosso modo la que postula un camino relativamente largo que implica la formación de consensos muy amplios, vías pacíficas de acción y la utilización de los dilemáticos procesos electorales.
Y para poner las cosas al día, la que se ha sentado a dialogar con el gobierno en busca de una serie de reivindicaciones sobre las que existe amplio consenso, por ejemplo la amnistía para los presos políticos y los exilados. La otra, y mucho cuidado con caer en la versión policial del gobierno, opta por la calle y la presión continua, tendiente a crear condiciones para la renuncia de Maduro y el llamado a elecciones, para dejar un poco de lado la complicadísima constituyente y el distante referéndum revocatorio que serían sus otras propuestas; en síntesis, una salida rápida. Lo cual, en sentido estricto, no implica una violación de la Constitución y las leyes vigentes.

Para algunos esto entraña una inevitable e inminente división. Nuestra posición es contraria a ésta. Vayan las razones: la primera y más simple es lo invalorable que ha demostrado ser la unidad y el evidente debilitamiento de la oposición que su ruptura acarrearía, lo cual es sencillamente demostrable con numeritos electorales y con la visible robustez que ha adquirido su presencia nacional.

Segundo que hay, más allá de las querellas circunstanciales sobre tácticas políticas, una unidad de principios que se cimienta en el rechazo inequívoco a este régimen nefasto que más temprano que tarde habrá que desplazar y una visión de país compartida en sus líneas esenciales, ya formulada en documentos programáticos. Eso debería contar si se piensa en pasado mañana.

Si vamos a lo más concreto de suyo y a pesar de los pesares allí está la unidad. Los dialogantes pidiendo la libertad de Leopoldo López, los alcaldes Ceballos y Scarano, y el cese de la represión contra Voluntad Popular o la condena del atropello descabellado contra María Corina Machado. Y del lado contrario entiendo que nadie ha expresado un rechazo absoluto al diálogo sino que la divergencia versa sobre ciertas condiciones que algunos exigen y, otro ejemplo, en el caso de la elección del alcalde de San Cristóbal la propuesta de Voluntad Popular ha solicitado el apoyo unitario de la MUD.

Por último no pensamos que a estas alturas del movimiento telúrico que comenzó el 12 de febrero nadie sensato sostenga la línea dura como camino único para la Salida. Como tampoco pensamos que se pueda ignorar lo que la calle, aun con sus excesos, ha propiciado, posiblemente hasta el diálogo mismo. Y lo imprescindible que va a ser en lo inmediato, con tal o cual modalidad, para alcanzar los objetivos de detener el desenfreno represivo del gobierno y reorientar algunas de las aberraciones mayores de éste que están carcomiendo las bases mismas de la nación, tanto con una institucionalidad desvastada como con una crisis económica sin precedentes.

Si esto es así es posible encontrar proposiciones estratégicas que hagan síntesis eficaces de ambas propuestas que, estamos seguros, ni una ni otra son este momento lo que han podido ser en un principio. No le demos la oportunidad al gobierno, cuya intención es muy clara al respecto, de dividirnos en demócratas e insurrectos, entre otras cosas, porque es una mendaz y tramposa manipulación política.

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