viernes, 13 de junio de 2014

Magnicidio de mentiritas

Si Maduro conociera algo de historia bolivariana, sabría que el frustrado magnicidio contra Bolívar aquel 25 de septiembre de 1828, le sirvió al Presidente Libertador para aumentar su popularidad

ROLDÁN ESTEVA GRILLET/TALCUALDIGITAL
Si Maduro conociera algo de historia bolivariana, sabría que el frustrado magnicidio contra Bolívar aquel 25 de septiembre de 1828, le sirvió al Presidente Libertador para aumentar su popularidad, pues el ejército lo respaldó en pleno y el horror que causó entre la población hizo que su "dictadura" fuera apoyada por todos.

Incluida la reticente Iglesia católica; además que sus enemigos quedaron públicamente identificados, unos cuantos acabaron en el paredón de fusilamiento y los demás exiliados, el principal de todos Santander quien, aunque no participó sí estaba al tanto y no hizo nada para evitarlo.

Claro, el problema para Maduro es planear con el G2 un atentado de mentiritas pero que pase de la fase de proyecto y llegue a realizarse sin lograrse el objetivo final, con gente encapuchada dispuesta luego a declarar bajo juramento que fueron pagados por tales y cuales que ya sabemos, todos dirigentes de la MUD, y la otra parte del pago, una vez mostrada la foto en instagram del occiso indicado, debían retirarla en la Embajada de Estados Unidos.

A estos cogidos in fraganti se les debe asegurar todas las comodidades del hotel Alba y un proceso limpísimo y rápido a fin de que salgan con la causa sobreseída por haber colaborado con la justicia revolucionaria en el apresamiento de los cabecillas intelectuales que se aprovecharon de la mala situación económica del sicariato realengo. La otra condición es que Maduro esté dispuesto a saltar de algún balcón

Así como hizo Bolívar, después de algunos ensayos previos y entrenamientos con asesoría de cubanos. Esa medianoche, se tomaría la precaución de hacer pasar coincidencialmente una ambulancia por el lugar y un camión de bomberos con colchones inflables y escalera que funcione, a fin de auxiliar al hijo putativo del Comandante Eterno, no sea que se rompa la crisma por no haber entendido bien el plan del G2 y la cosa vaya a peores como consecuencia de su larga convalecencia en algún hospital en La Habana, de donde nos lo pueden regresar más estropeadito que el susodicho.

Con su reaparición ante la prensa mundial, encadenado no a la cama sino a los medios públicos bolivarianos, con la cabeza envuelta en un turbante rojo de extremista radical e incorregible, junto a su amada Primera Combatiente, el prestigio y la buena suerte de Maduro crecerán como la sombra cuando el sol declina.

Podemos dar por seguro que el ascenso del Presidente Obrero en las encuestas será vertiginoso y el mundo entero reconocerá su heroísmo y legitimidad en su lucha por erradicar la riqueza y la productividad, así como quedará refrendada ante el Vaticano y la UNASUR la tremenda maldad de la oposición apátrida que pretende regresar a Venezuela a un país democrático con ínfulas de Estado de Derecho.

Lo mejor del plan es que le ahorrará al Estado muchos miles de dólares, pues los sicarios arrepentidos se reeducarán o especializarán en Cuba, según sus necesidades, y el juez o jueza provisional que instruya la causa no tendrá que contratar a ninguna filóloga clásica para que descifre la madeja pues la cosa estará redonda como la luna llena, sin subterfugio semánticos.

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