viernes, 31 de agosto de 2012

Realidad mediatizada/Simón Boccanegra 31ago12

Son tan mediáticos en el gobierno que creen que la realidad se determina en las pantallas y no al contrario. Censurar materiales audiovisuales no resucita asesinados ni castiga homicidas ni le quita el miedo a la gente, ese que no sienten quienes se mueven en sus camionetas blindadas y, seguro, equipadas hasta con televisión. Pónganles comiquitas

SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital

No es nuevo ver a VTV y los demás medios públicos postrados al partido de gobierno tratar de mostrar un país de ensueño, un mar de la felicidad. Allí no hay sucesos, allí no hay asesinatos, allí no hay robos, allí no hay secuestros, allí no hay protestas de trabajadores, ni de damnificados, médicos sin contratos colectivos, ni escuelas cayéndose; excepto cuando se trata de problemas en Miranda, Zulia, Carabobo y Petare, claro.

Pero al PSUV no le basta. Ellos quieren poner su velo de mentira sobre todo lo audiovisual. Ya lo hicieron condenando aquel videoclip de Onechot, Rotten Town, donde una bala perdida asesina a un niño jugando metras. Dijeron que era conspiración, que eran mentiras, que eso no pasaba. Meses después el artista cayó herido de gravedad por una bala en su cabeza. En el PSUV habrán pensado que aquello no existió.

Ahora el tema es una cuña de Voluntad Popular donde a un joven que parece estudiante de la Unefa lo matan en plena calle frente a su mamá. El chavismo ardió en cólera. Blanca Eeckout se mostró más que descontrolada ante el CNE.

Algunos rojos incluso acusaron a Leopoldo López de querer asesinar a los estudiantes. No se ocupan de quienes sí los matan de verdad, así como a cualquier venezolano. Cada uno de esos que han mandado a casi 500 personas a la morgue tan solo en agosto, según cifras extraoficiales.

Aplican el parafraseo de la realidad. Denunciar en Venezuela se ha convertido en desestabilizar. Hablar sin pelos en la lengua es sinónimo de conspiración.

Son tan mediáticos en el gobierno que creen que la realidad se determina en las pantallas y no al contrario. Censurar materiales audiovisuales no resucita asesinados ni castiga homicidas ni le quita el miedo a la gente, ese que no sienten quienes se mueven en sus camionetas blindadas y, seguro, equipadas hasta con televisión. Pónganles comiquitas.

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