miércoles, 28 de agosto de 2013

Armas cubanas en barco norcoreano violan sanciones de la ONU, según informe

JUAN O. TAMAYO/JTAMAYO@ELNUEVOHERALD.COM
El armamento cubano encontrado en un carguero con rumbo a Corea del Norte viola “sin lugar a dudas” las sanciones de la ONU, y parte del mismo parecía ser enviado para el uso de Pyongyang, y no para ser reparado y devuelto como alega La Habana, según un informe publicado el martes.


El cargamento de armas, oculto en secciones deliberadamente modificadas del barco, era además mucho mayor de lo que se había reportado previamente, e incluía cañones antitanques y equipos de visión nocturna, según el informe de 38 North, una página web en Estados Unidos sobre asuntos norcoreanos.

En su conjunto, la evidencia pone en claro que “al contrario de la declaración de envío norcoreana y las declaraciones del gobierno cubano, el cargamento fue sin lugar a dudas una violación de las sanciones de la ONU a Corea del Norte”, afirmó.

El barco Chong Chon Gang, de bandera norcoreana, declaró un cargamento de 10,000 toneladas de azúcar y 2,000 bolsas vacías de polietileno tras haber salido de Cuba y llegar al Canal de Panamá en camino a su país. Autoridades de Panamá lo registraron y encontraron las armas en 25 contenedores de metal escondidos debajo del azúcar.

La Habana alegó que las 240 toneladas de equipos “obsoletos”, que incluían dos aviones MiG-21, 15 motores para los MiGs, nueve misiles y piezas, y dos sistemas de radar para misiles antiaéreos habían sido enviadas a Pyongyang solamente para su reparación.

“Esa afirmación fue engañosa, por decirlo de alguna manera”, dijo el informe, hecho en colaboración por Hugh Griffiths, experto en tráfico global de armas del Instituto de Investigación por la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés), y Roope Siiritola un pasante de SIPRI. 38 North es administrado por el Instituto EEUU-Corea de la Escuela Johns Hopkins de Estudios Internacionales Avanzados en Maryland.

La discrepancia más evidente, según el informe, fue que Corea del Norte tiene un largo historial de tratar de comprar MiG-21s y sus motores para sus propias fuerzas armadas, en violación del embargo de armas de la ONU suscitado por sus programas de desarrollo de misiles y armas nucleares.

Lo que es más, los fuselajes de los MiG-21s estaban “empacados de modo bastante descuidado” en contenedores de metal de 40 pies, añadió, sin encolchado protector que cubriera piezas delicadas que podrían haberse dañado si el barco encontraba fuertes marejadas.

“El método de embalaje no sugiere que los aviones en sí mismos estaban destinados a ser ‘reparados’ y ‘devueltos’ a Cuba, sino más bien para su uso en Corea del Norte” como chatarra o piezas de repuesto, dijo el informe.

Por el contrario, agregó, los motores “estaban debidamente asegurados y con la separación adecuada… cubiertos en capas de láminas protectoras de plástico y papel de embalaje”, así como sostenidos en marcos de transporte improvisados, “lo cual sugiere que eran destinados como motores de reemplazo”.

Corea del Norte concede gran importancia a su flota de aviones MiG-21, añadió el informe, los cuales podrían ser “obsoletos de acuerdo a estándares occidentales”, pero son capaces de volar a la misma velocidad del KF-16, la variante sudcoreana del F-16, de fabricación estadounidense.

El cargamento incluyó además una variedad de armas de pequeño calibre, municiones y municiones de artillería convencional para armas antitanque y artillería de obuses, así como generadores, pilas y equipos de visión nocturna, entre otros artículos, según el informe.

Muchas de las granadas autopropulsadas y municiones de artillería estaban “en perfectas condiciones… y gran parte estaban en sus cajas de embalaje original”, afirmó el informe. “Era evidente que no eran ‘para ser reparadas y devueltas a Cuba’. Todo lo contrario, estos equipos estaban destinados simplemente a ser enviados a Corea del Norte para el uso de esta nación".

El informe señaló además que los contenedores —cada uno de los cuales tiene un número de identificación único— no han sido usados para carga declarada durante muchos años, lo cual sugiere que fueron sacados de su almacén “con el expreso propósito de transportar los artículos militares sancionados a Corea del Norte”.

Las bodegas del carguero, diseñadas para carga a granel tal como azúcar y granos, fueron además “modificadas deliberadamente” de modo que se pudiera ocultar los contenedores bajo el cargamento de azúcar “para facilitar su transferencia clandestina”, según el informe.

“Una pregunta que podrá hacerse el Panel de Expertos de la ONU que está investigando el caso en este momento es si este método de ocultación fue creado específicamente para este viaje o es simplemente evidencia de una práctica largamente empleada por barcos de Corea del Norte para transportar materiales ilícitos de modo clandestino”, afirmó.

El informe señaló asimismo que uno de los sistemas antiaéreos tenía una placa que mostraba una “V” de victoria sobre un mapa rústico de Angola, donde decenas de miles de soldados cubanos pelearon en la década de 1980.

“Aunque los recuerdos de las fraternales victorias socialistas se han desvanecido tras el colapso de la Unión Soviética, ecos de este pasado pueden hallarse aún en los cargamentos ilícitos a Corea del Norte hasta el día de hoy”, dijo.

El informe, el cual incluye varias fotos no publicadas anteriormente del armamento, mencionó información reunida por las autoridades panameñas y el Programa de Control de Contenedores (CCP) de la Organización sobre las Drogas y el Crimen de las Naciones Unidas (UNODC).

Agregó que un informe presentado la semana anterior ante el Consejo de Seguridad de la ONU por el Panel de Expertos en Corea del Norte, el cual inspeccionó el armamento en Panamá semanas atrás, es una “lectura interesante”, pero no dio detalles.

El Chong Chon Gang y su tripulación de 35 hombres permanecen detenidos en Panamá, donde el gobierno ha dicho que decidirá qué hacer con el carguero y el azúcar solo luego de que el Consejo de Seguridad de la ONU emita su dictamen sobre el caso.

NDO/El Nuevo Herald

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