miércoles, 27 de marzo de 2013

Maduro y los gorilas/Editorial Tal Cual miércoles 27mar13

Es bien sabido, porque se ha difundido a voz en cuello, que la diplomacia venezolana ha celebrado y se ha asociado con casi todos los tiranos de este mundo, los más abominables. Entre sus últimas joyas está el haberse negado a condenar a Corea del Norte, dictadura monárquica "socialista" y amenaza atómica realmente temible contra la humanidad. Pero la lista es inacabable e insólita, verdadera gorilofilia, como lo llamamos alguna vez en este diario.

FERNANDO RODRÍGUEZ/TalCualDigital
Venezuela acaba de hacer una de las suyas, esta vez espectacular, en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU: ha sido el único voto, de cuarenta y siete miembros de la entidad, que se ha puesto de parte del gobierno sirio de Bashar Al-Assad, mandatario genocida que ha merecido el más amplio repudio planetario por haber llevado a su país a una guerra civil que alcanza ya los setenta mil muertos, centenares de miles de heridos y una inmensa devastación física y económica. La votación fue para condenar al gobierno sirio luego de las conclusiones de la Comisión investigadora de las Naciones Unidas. Se aprobó con el voto de 41 países integrantes del comité. Venezuela se quedó sola.

Es bien sabido, porque se ha difundido a voz en cuello, que la diplomacia venezolana ha celebrado y se ha asociado con casi todos los tiranos de este mundo, los más abominables. Entre sus últimas joyas está el haberse negado a condenar a Corea del Norte, dictadura monárquica "socialista" y amenaza atómica realmente temible contra la humanidad. Pero la lista es inacabable e insólita, verdadera gorilofilia, como lo llamamos alguna vez en este diario.

Es difícil olvidar que el gobierno de Chávez fue prácticamente el último en abandonar al cruel y esperpéntico (hasta en su vestimenta) Gadafi, que martirizó a su pueblo por decenios y a quien nuestro Presidente tuvo la destemplanza de llamar "el Bolívar libio".

O la gentil invitación a visitarnos al presidente sudanés Al Bashir, único mandatario en ejercicio juzgado por la Corte Penal Internacional por la masacre de unos cuatrocientos mil seres humanos en la llamada guerra de Dafur. Y Robert Mugabe, concesionario de la espada del Libertador, que no sólo sometió a miles de sus conciudadanos a inmisericordes tormentos desde los años 80 sino prácticamente asesinó la economía de su país hasta el punto de que sus reservas nacionales, según fuentes oficiales, son de 217 dólares y el PNUD lo coloca entre la docena de países menos desarrollados del planeta. Sumemos al fraterno Lukashenko, que ostenta el nada glorioso epíteto del último dictador de Europa. Y al lapidador atómico, verdadero hermanazo, Ahmajineyad que tanto nos ayuda a vivir viviendo y otros negocios.

Hasta el "caníbal" Idi Amín fue resucitado por nuestra democrática diplomacia. Y dejemos de lado a otros cuyo poder o alguna hoja de parra los hacen más tolerables internacionalmente, como los países que desertan del comunismo.

En un reciente trabajo de la milenaria Universidad de Salamanca, la de Fray Luis de León y Miguel de Unamuno, se encuestó a más de mil parlamentarios latinoamericanos sobre la valía de los Presidentes del continente. Chávez quedó de último. Lo cual no es extrañar a la luz de lo señalado. Como tampoco lo es la reciente y flagrante derrota de la Alba en la OEA a propósito de su intención de degradar el sistema interamericano de derechos humanos, que tanto detestan porque tanto lo profanan.

Recordará usted, por último, que el canciller de los últimos seis años, el ejecutor más inmediato de esta vergonzosa política internacional, es el señor Nicolás Maduro Moros, puritito corazón y amor.

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