miércoles, 9 de julio de 2014

¿FAN chavista?

Los riesgos de la unión cívico-militar. Este binomio con tan cautivante nombre encierra un peligro formidable para un régimen democrático. Marcos Pérez Jiménez fue un buen ejemplo de ese militarismo esparcido como virus por toda la región

JOSÉ GUERRA/TALCUALDIGITAL
Se ha erigido como política de Estado la llamada unión cívicomilitar. El binomio con tan cautivante nombre encierra un peligro formidable para un régimen democrático, más aún en Venezuela donde la participación de los militares, no en la política, sino en un partido político ya forma parte de la doctrina constitucional, según lo estableció el TSJ, al autorizar a los integrantes de las fuerzas castrenses a participar en actos proselitistas, del PSUV, se supone. Este país absorto en su crisis no atina a ponderar adecuadamente los riesgos de tal decisión para la estabilidad política presente y futura.

Lo decidido por el TSJ ha sido potenciado recientemente por discursos y proclamas, cada una de ellas más grave que la anterior para la democracia venezolana. Muchas veces los problemas cotidianos y la premura no permiten valorar adecuadamente los efectos de acciones y medidas en un ámbito tan delicado como el militar. V

endida con atuendo de doctrina, se establece que el presidente Chávez configuró una tesis que vincula indisolublemente al pueblo con los hombres a quienes la República les encomendó las armas para su defensa. La osadía va todavía más lejos al postular que el presidente Chávez creó un nuevo cuerpo de pensamiento que tiene rango de omnipresencia y que además es infalible.

Eso es lo que permite afirmar que el chavismo existe como estructura de pensamiento coherente y que por tanto la Fuerza Armada Nacional es chavista. Nos vamos a entrar acá a argumentar lo inconstitucional de tal afirmación, que lo es, sino más bien a alertar sobre los riesgos de tal supuesto. El primer experimento de este tipo lo constituyó el Grupo de Oficiales Unidos que en 1945 en Argentina dio un golpe de Estado encabezado por Edelmiro Farrel y Juan Domingo Perón, basado en la hipótesis de que se requería el concurso de las fuerzas armadas para gobernar ante la incapacidad de los civiles.

A partir de allí Argentina experimentó una sucesión de gobiernos militares que arruinaron a ese país y luego costó mucho reestablecer la democracia.

Esas ideas permearon por América Latina y los militares encontraron sustento conceptual en procura de gobernar. Pérez Jiménez fue un buen ejemplo de ese militarismo esparcido como virus por toda la región. Con su caída en 1958 se pensó que nunca más existiría un gobierno militar en Venezuela o tutelado por los militares.

Con los dos intentos de golpes de Estado ocurridos en 1992 la situación cambió y quienes participaron en esas asonadas ahora están cobrando con creces sus haberes al tomar parte en ellas.
Hoy, aquellos que fueron tenientes, capitanes, tenientes coroneles, entre otros grados, participaron y participan en funciones gubernativas, unos como militares activos y otros como militares retirados hasta el punto de copar en cuestionada gestión, funciones claves en la Administración Pública. Cadivi, la Tesorería Nacional, ministerios y empresas del Estado, gestionados por esos oficiales de la FAN, han sido objeto de cuestionamiento.

Pero tan peligroso para el prestigio y el decoro de la FAN con lo que sucede con el manejo de los fondos públicos, es el hecho una definición de la FAN como chavista debido al peligro que deviene del hecho de que ninguna corriente política es permanente y la FAN sí lo es. La FAN fue gomecista y dejó de serlo aunque ese tirano haya creado un Ejército moderno.

También fue perezjimenistasy luego de depuesto el dictador en cinco años ya no había un oficial que lo siguiera. De las temibles fuerzas armadas llamadas bolcheviques de la extinta URSS no queda sino el recuerdo. El llamado chavismo no es ni una filosofía política ni mucho menos un entidad doctrinaria coherentemente labrada.

Es más bien un sentimiento que penetró en un sector de la población, hoy claramente minoritario, entre otras cosas por el desastre en que sus legatarios sumieron al país. De allí lo arriesgado de adscribir la institución armada a una formación política. Detrás de la supuesta unión cívico-militar se esconde una idea sobre la cual hay que alertar y es la de tutelar a los gobiernos, al actual y al que venga.

Ante la ineptitud de Maduro para gobernar a Venezuela y frente a su inseguridad y nerviosismo, los sectores más pretorianos lo han cercado y hecho de él un virtual rehén. De concretarse una derrota del PSUV en comicios libres, basados entonces en la tesis de la unión cívico-militar y el supuesto carácter chavista de la FAN, elementos militares pueden embarcarse en una aventura que implique desconocer al presidente electo por el pueblo.

Si es chavista la FAN, ¿aceptarán los altos mandos a un presidente que no se avenga con esa corriente política? La FAN tiene mucho que aportar al desarrollo nacional pero jamás su rol debe ser el de brazo armado de un partido político.

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