miércoles, 9 de julio de 2014

Catarata de aberraciones

Maduro, quien recibió una Venezuela en franco proceso de desintegración, no estuvo a la altura de las circunstancias, y en vez de asumir la responsabilidad de poner coto a las locuras del finado, cedió al chantaje del "legado de Chávez"

FREDDY NÚÑEZ/TALCUALDIGITAL
Esta podría ser una buena definición para esta trágica farsa que llaman socialismo del siglo XXI. Con la llegada del gigante destructor al poder, se entronizó el absurdo. La mentira se convirtió en política de Estado, y el país fue transformado en tierra fértil para todos los desvaríos imaginables. Los disparates de Chávez deberían ser compendiados, convertidos en libros, y distribuidos en el país y el mundo para que se sepa cómo destruyo un país rico.

Maduro, quien recibió una Venezuela en franco proceso de desintegración, no estuvo a la altura de las circunstancias, y en vez de asumir la responsabilidad de poner coto a las locuras del finado, cedió al chantaje del "legado de Chávez". Un legado de miseria, hambre, escasez, desempleo, deudas, con todos los problemas multiplicados y el desarrollo de una incivilidad pavorosa. Al contrario, Maduro parece estar interesado en competir con el gigante destructor, y anda enfrascado en promover sus propios disparates.

El caso del cubano Borrego, es un ejemplo de órdago. Su papel en la historia de Cuba, al igual que el de Fidel, Raúl y demás miembros de la privilegiada casta gobernante, no ha sido otro que la destrucción absoluta de ese martirizado país. Ahora, dígame usted amable lector, si no constituye una aberración traer a un experto en acabar con un país, para que nos diga cómo construir el nuestro.

Del señor Borrego también se dice, y no tiene nada de extraño habiendo sido como se asegura alto pana de un sanguinario legendario como el Ché, que asumía con empeñoso interés, el fusilamiento de ciudadanos enemigos del "proceso" cubano. A todas estas Maduro informa esta barbaridad, afirmando que con ello, "el gobierno entrará en una etapa de eficiencia".

¡Después de 15 años! Hay que tenerlas cuadradas. Pero hay otros ejemplos que hacen pensar que Venezuela pudiera estar convirtiéndose en cualquier vaina, menos en un país.

Encuentro una noticia según la cual, entre febrero de 2011 y junio de 2014, el régimen pagó a Cuba casi 40 millones de dólares por ¡asesoría eléctrica!, un país que después de 55 años de ¡mar de la felicidad!, se alumbra con velas, salvo en las zonas reservadas al turismo de donde obtiene los odiados dólares de los turistas de los países capitalistas.

Pero la última aberración, y extraordinariamente peligrosa, tiene que ver con la decisión del TSJ, autorizando la participación de los militares activos en mítines, marchas y demás eventos políticos. Este es un asunto muy grave. Al promover el TSJ la expresa violación de los artículos 328 y 330 de la vigente Constitución, cualquier ciudadano ­en sana lógica- puede asumir que aquí no existe legalidad alguna que respetar puesto que quienes están obligados a velar por ella, la violentan. Terrible precedente.

Por lo demás, pareciera un reconocimiento del fracaso absoluto del régimen, de su modelo, y el deseo en consecuencia de usar a la fuerza armada nacional como vulgares tontón macoutes que salgan en cualquier circunstancia a defender un gobierno que está hoy repudiado por las mayorías nacionales. Más terrible aún.

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