jueves, 22 de agosto de 2013

El imperio nos alimenta

Venezuela depende cada vez más de EEUU. En 1999 las importaciones anuales eran de $14.500 millones. Hoy es de $59.300 millones. Renglones agrícolas que se producían en el país se importan ahora desde EEUU. La famosa "soberanía alimentaria" es un invento de la afiebrada imaginación de los sofistas en el poder

MARIO SZICHMAN/Nueva York/ Especial TalCual
Gracias a los 14 años del gobierno de Hugo Chávez, Venezuela depende cada vez más de Estados Unidos. La famosa "soberanía alimentaria" es un invento de la afiebrada imaginación de los sofistas en el poder. Del mismo modo en que son un invento esas grandilocuentes palabras que empiezan con "auto".

No hay autoabastecimiento, ni autogestión. Lo único que hay es autocompasión por parte de las autoridades, que compran a tontas y a locas, intentando paliar la carestía cada vez mayor de productos esenciales, mientras tiemblan por sus cargos.

LA GRAN MENTIRA 
Cuando Chávez llegó al poder, dijo The Wall Street Journal, las importaciones anuales en su conjunto eran de 14.500 millones de dólares.

En el 2012, último año en que se poseen cifras, esas importaciones se habían cuadruplicado, y alcanzaron los 59.300 millones de dólares. En el 2011, las exportaciones de Estados Unidos a Venezuela fueron de 12.000 millones de dólares, un incremento del 16 por ciento con respecto al 2010.

Mientras los chavistas aseguran que el gobierno logró dar mayor poder a los pobres, subsidiando alimentos, viviendas y clínicas, tanto las posibilidades de trabajo como los salarios han disminuido.

Un reciente informe del Banco Mundial dijo que un 30 por ciento de personas que no eran consideradas originalmente pobres en Venezuela, cruzaron el umbral de la pobreza entre 1992, cuando gobernaba la Cuarta República, y el 2006, cuando ya el chavismo estaba seis años en el poder. En ese mismo período, la clase media creció en la mayoría de los países latinoamericanos, excepto en Venezuela.

HISTORIA EN DOS CIUDADES 
El modelo de desarrollo "endógeno" y autosuficiente liderado por Chávez, ha destruido la producción industrial y la agricultura, dijo el periódico.

Venezuela exportaba carne, café y arroz. Ahora tiene que importarlos. El caso del arroz es muy interesante. The Wall Street Journal logró comparar la actividad de un agricultor de Stuttgart, Arkansas, con otro de los llanos venezolanos. El agricultor de Stuttgart se llama Steve Orlicek y es propietario de una granja muy próspera.

Orlicek dijo al diario que él es uno de los principales beneficiarios de la política socialista de Chávez, que consistió en nacionalizar grandes fincas, redistribuir la tierra y controlar el precio de los alimentos. En teoría, esa política tendría que haber convertido a Venezuela en un país autosuficiente. Pero, el diablo está en los detalles.

La contraparte de Orlicek se llama Eloy Álvarez. Nacido en España, Álvarez llegó a Venezuela en la década del cuarenta, y empezó a cultivar arroz en los llanos. Compró tierras a muy bajo precio, y pasó los 60 años siguientes de su vida en tareas agrícolas.

A comienzos del año 2000, la granja del señor Álvarez producía anualmente siete toneladas métricas de arroz. Y luego, vino el experimento socialista.

El gobierno fijó precios máximos al arroz y a otros productos. Pero nada hizo para controlar la inflación. Y eso impidió al señor Álvarez renovar su maquinaria. Por lo tanto, el agricultor se vio obligado a reparar sus viejos tractores. El problema era que, debido a los controles a la importación, los repuestos encarecieron.

En el 2010, el gobierno venezolano nacionalizó la principal empresa de suministros de productos agrícolas. La nacionalización debe haber sido como maná caído del cielo para los burócratas, pero fue una total desgracia para los agricultores.

Según productores entrevistados por el diario, la empresa nunca entrega mercancías a tiempo, especialmente fertilizantes. También en el 2010, la cosecha de arroz del señor Álvarez se arruinó por la mala hierba.

Los productos químicos usados para eliminarla tardaron en llegar. Como resultado, el señor Álvarez produce en la actualidad un 30 por ciento menos de arroz que a comienzos del 2000.

Pero el agricultor dice que sin importar los riesgos, seguirá cultivando la tierra. De lo contrario, el estado le confiscará todo lo que ha obtenido en 60 años de trabajo.

Entre tanto el señor Orlicek, gracias a esa bendición que fue la política económica chavista, vive en la abundancia. Tiene varios tractores, cada uno de los cuales le costó unos 230.000 dólares. Los vehículos cuentan con sistemas de posición global guiados por satélite, que los manejan sin necesidad de conductores.

De acuerdo al Departamento de Agricultura de Estados Unidos, granjeros norteamericanos exportaron a Venezuela 94 millones de dólares en arroz en la primera mitad de este año, convirtiendo a la nación sudamericana en el cuarto mercado más importante del producto.

Y no es sólo el arroz. Durante el chavismo, cayó la producción de azúcar y de acero. Cuando faltó papel indispensable en Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro ordenó comprar 50 millones de rollos. Uno de los principales abastecedores fue la empresa Kimberly­Clark, de Estados Unidos.

Y aunque el gobierno de Maduro anda a los tumbos, todavía el petróleo se cotiza a 105 dólares por barril. Pero nadie sabe cuánto durará la bonanza. Si el petróleo baja de precio, allí empezará el real estrangulamiento económico.

David Rees, especialista en mercados emergentes de Capital Economics, con sede en Londres, dijo que si el crudo cae a 90 dólares por barril, el gobierno venezolano se verá obligado a reducir las importaciones. "Y eso tendrá terribles repercusiones", señaló Rees a The Wall Street Journal, "especialmente en materia de alimentos".

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