miércoles, 13 de noviembre de 2013

No es saqueador ni es loco/Editorial Tal Cual miércoles 13nov13

Por: Fernando Rodríguez/TalCual
En sendas aclaratorias el señor Presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, precisó que el no es un saqueador, como quieren insinuarlo quienes se asombran y atemorizan por las audaces acciones cívico-militares que ha emprendido para la baja de los precios de productos como tostiarepas y lavadoras. Lo sucedido en Valencia es mera casualidad, o un malentendido de la limpieza de los anaqueles que ordenó.


También lo que pasó en Los Teques y se expande presto a otras ciudades. Sí se puede decir que los métodos no parecen muy ortodoxamente económicos, digamos tipo equilibrios competitivos de las leyes del mercado, y más bien se asemejan a gigantescas e inéditas rebatiñas preelectorales o a motines penitenciarios, y hasta sugieren signos premonitorios del caos o del fuego o del colapso final de la economía.

Pero Maduro es capaz de pensar que la inflación y la escasez hayan desaparecido para las fiestas navideñas en que habrá ventura y paz, hallacas frondosas y güisqui bien añejado.

Igualmente señaló, y esto no es ajeno a lo anterior, que el canciller Jaua fue perseguido por un periodista en México que, entre otras cosas, le preguntó si Maduro sufría de problemas psiquiátricos. De donde éste infiere que hay una campaña de la oligarquía internacional (¿que serán quiénes en concreto?) para tratarlo de orate.

Probablemente esto hace pie en cuentos que han rodado por mediomundo como el pajarito o el Viceministerio de la Suprema Felicidad y que por supuesto tan malvada oligarquía no puede entender como una muestra de la alta espiritualidad y de los poderes supranormales del Presidente sino como síntomas de desarreglo psíquico.

Cosa que por lo demás, estamos seguros, en absoluto lo perturba porque contra su Padre se hicieron campañas similares que llegaron no sólo a muy utilizadas consignas opositoras sino, incluso, a intentos de acciones judiciales que buscaban su inhabilitación.

Pero en esos raptos de amor a la Patria y a su Padre y, sobre todo, en el ejercicio de sus posibilidades de conectarse con el más allá debería ser más reservado, más cauto. No todo el mundo comprende tanto amor ni tanto poder espiritual. Vivimos una era prosaica.

Y con relación a la economía debería utilizar maneras más académicas, así sean las de Giordani, y no a la Guardia Nacional, tan cuestionada. Nos evitaríamos espectáculos poco estéticos como esas interminables y lastimeras colas de ansiosos por su artefacto de línea blanca.

Las colas y los ansiosos nunca son gallardos, recuerdan a Cuba, y quien quita que éstos hasta se desesperen por lo largas y asoleadas filas, o les surjan malos pensamientos, y se conviertan en tumulto, y hasta en saqueadores.

Vale la pena un poco de estilo, de sapiencia, así haya elecciones el próximo 8 y haya que dar con la manera en que la hecatombe económica que nos aplasta no parezca producto de las ignorantes y corruptas barbaridades chavistas de tres lustros sino de unos cuantos especuladores (hijos legítimos del Cadivi de Chávez) que representan al imperialismo, la burguesía y la mesa de Ramón Guillermo y el amigote de Francisco I.

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