martes, 12 de noviembre de 2013

Vamos de mal en peor/Teodoro Petkoff martes 12nov13

Por: Teodoro Petkoff/TalCual
Al gobierno se le está poniendo el caldo morado. La inflación se acerca ya al 50% anual (hasta octubre era de 45,8%) y la escasez supera, en ese mismo mes, el 22,4%; es decir, en los anaqueles de supermercados y en los puestos de mercado faltan más de 20 de cada cien productos, pero con el agravante de que lo que ha desaparecido es precisamente lo que la gente más demanda para su consumo. Lo peor de los dos mundos: caro y escaso. No sin razón Maduro tira patadas de ahogado.


Cada vez que el país ha vivido una situación como esta, en la cual se combinan carestía y escasez, en un doble “play” asfixiante, los gobiernos, y este no es la excepción, apelan al comodín de “la especulación”. Esta existe, sin duda, pero como hija natural y obligada de la inflación. Si esta no existiera, la especulación sería imposible. Pero la inflación permite “esconder” la especulación detrás de una espesa cortina. El problema real es este. Por supuesto, la equivocación en el diagnóstico conduce a terapias equivocadas. Puesto que el gobierno maneja el estribillo de la “especulación”, las medidas que toma contra ella son de carácter policial, que más ineficaces no pueden ser.

La novedad es que a estas últimas se han añadido disposiciones militares y tenemos a la FAN en lucha contra el alto costo de la vida, con resultados muy precarios, cuando no contraproducentes, como los saqueos en Valencia. Si centrara el enfoque en la inflación tomaría medidas fiscales y cambiarias que la enfrenten; pero no es ese el caso y por tanto yerra, porque contra el alto costo de la vida no hay policía que valga.

La experiencia de gobiernos anteriores no sirve de nada al actual. Maduro anuncia una acentuación y extensión de los controles a toda la economía. Son como bomberos tratando de apagar un incendio echándole gasolina a la candela. Pareciera que no han vivido en este país y jamás supieron del fracaso del mismo tipo de medidas tomadas por otros gobiernos.

Siempre lo mismo: controles, fijación de precios “justos” y, como colofón impepinable, amenaza de cárcel para los “especuladores”. Porque, una vez más, este gobierno no es más que una extensión de los de la república prechavista. ¡Cuántas veces no oímos los mismos conceptos en boca de los gobernantes de antes! El gobierno, que está buchón de dólares petroleros, los transforma en bolívares y con ellos invade la economía, para cubrir un gasto desorbitado. Resultado: aumento de la demanda, ante una oferta de bienes y servicios que no crece al mismo ritmo y por tanto escapada de los precios hacia los cielos.

Todo esto, desde luego, tiene una contrapartida política y social. Una rabia sorda se acumula en la población y el poco liderazgo que Maduro haya podido tener antes de su ascenso a la presidencia se ha esfumado cual humo en el viento.

Nos permitimos recomendar un regreso a los fundamentos de la economía. Lo cual implica revisar la política fiscal y la cambiaria, así como la monetaria, a fin de poner coto a las presiones inflacionarias, es lo que el sentido común aconseja.

Pero si persisten en creer que lo están haciendo bien, terminarán por lanzar a todo el país por un barranco económico.

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