sábado, 7 de diciembre de 2013

“No votar es de tontos”

El ex rector de UCAB, Luis Ugalde, considera que cualquiera sea el resultado de los comicios, habrá que dialogar, para no repetir la dolorosa experiencia de El Salvador donde tuvieron que sentarse a hablar después que contaron los muertos de la guerra civil

ELIZABETH ARAUJO/ FOTO JOSÉ MIGUEL MENESES/TalCualDigital
El ex rector de UCAB, Luis Ugalde, considera que cualquiera sea el resultado de los comicios, habrá que dialogar, para no repetir la dolorosa experiencia de El Salvador donde tuvieron que sentarse a hablar después que contaron los muertos de la guerra civil.

El profesor y sacerdote jesuita, galardonado con el Premio de la Paz, que otorga el Observatorio Hannah Arendt, estima que democracia, significa pluralismo. “Si usted me dice que solo puede existir su partido, usted es antidemócrata; da igual que usted sea de derecha o de izquierda”

–¿En qué condiciones se encuentra país en estos comicios?
–Creo, y todos los indicadores van en esa dirección, que el país está pasando por un momento sumamente peligroso. Sobre todo por la crisis económica y social que arrastra la crisis política. Y esa situación extrema está llevando a gente del gobierno y de la oposición a enfrentarse duramente. Cuando hay mucha tensión social, muchos pueden decir: “bueno, esto se resuelve a golpes”, lo cual sería gravísimo. Ese camino lo hicieron muchos. Tenemos el caso de El Salvador y los que no pudieron entenderse antes de empezar la guerra, tuvieron que hacerlo después que hubo cientos de miles de muertos. Una vez que se produjo eso, se sentaron a hablar y resultó bastante bien y se resolvió el conflicto en El Salvador. Colombia, todavía no ha podido resolver. Por eso la lección aprendida es dialogar. Es más sensato dialogar antes y no ponerse a contar los muertos después.

–Pero ¿cómo llegar al diálogo si el camino está empedrado con insultos y acusaciones?
–La única manera de llegar al diálogo es a través del miedo. El catecismo dice que si no hace las cosas por amor a Dios puedes ir al infierno. Aquí es lo mismo, porque tanto el oficialismo como la oposición se deben tener amor. Si no nos entendemos el entorno se nos muere y el entorno es el país, y se muere los dos. Esa es la situación en la que estamos, y para ello se debe hacer una campaña, la mejor posible, aunque claramente el uso del poder descarado del Gobierno sea evidente que sirve para otros propósitos. Se ve en los canales estatales. Pero, insisto, a pesar de eso tanto, el oficialismo como la oposición debe estar claros que no hay más camino democrático que ir a votar y cuidar el voto, y después empezar a crear el clima propicio para abordar los temas concretas con las personas indispensables para las soluciones. Porque ese dialogo comporta invertir en el país, Venezuela está sin dólares en estos momentos. Entonces, hay que sentarse. Pero habrá quien se pregunte ¿cómo sentarse con alguien que ha implantado en forma obligada y anticonstitucional el Plan Patria y que dice que la propiedad privada y los medios de producción no tienen cabida? Bueno, habrá que luchar para imponer ese diálogo.

–¿Cuál es su temor por el Plan de la Patria?
–Mire, ya al hecho de implantar ese plan cualquiera se da cuenta que vamos por el camino de Cuba, aunque la situación en Cuba es más trágica. Aquí no hay más remedio: democracia, significa pluralismo, y si usted me dice que solo puede existir su partido, usted es antidemócrata, sea de derecha o de izquierda. Da igual. Si usted dice que todo el poder es para usted y se hace lo que usted dice, eso no es democracia. ¿Cómo es eso de que todas las  empresas deben ser del estado? Eso en Venezuela no tiene vida. Más aún cuando cerca del 75 de los venezolanos, según las encuestas, no quieren ese modelo. Eso significa que la gente no está de acuerdo con el Plan de la Patria. El tema del currículo bolivariano, donde dice que hay que formar a los niños para el socialismo.

–Usted insiste en la educación como pieza fundamental para sacar a Venezuela de la crisis ¿A veces no piensa que esos valores están como desfasados si vemos que la gente anda pendiente de otros temas, como la escasez de alimentos, la inseguridad y la inflación?
–Ni la inseguridad ni la inflación tienen salida sin valores, y con una educación supermediocre como la que tenemos, sobre todo con la que se da a los pobres, no vamos a ninguna parte. El pobre no tiene salida. Necesitamos una educación realmente eficiente, con valores y al mismo tiempo que prepare a la gente. Por eso debemos esforzarnos por lograr una educación comparable con la de los países destacados, y una educación que pase de 10 años. La Constitución pone la educación hasta final de primaria. Bueno, tomemos eso en serio y coloquemos a la educación de primera. ¿Qué pasa hoy? Que no hay oficio más desestimulado que el de maestro. Los profesores universitarios están mal pagados y se le agrega a eso, que la calidad de la educación se ha empeorado notablemente, ¿qué tenemos una gestión mediocre? Claro, el que tiene recursos, incluidos los altos funcionarios del gobierno, se pagan una educación de calidad. Yo le puedo decir en donde se graduó la hija de Diosdado Cabello, y está en su derecho, pero se graduó en un colegio privado. Entonces, no engañemos a los pobres, pregonando una educación adoctrinada, masiva y gratuita, pero para mis hijos les doy una educación de calidad.

–Cómo hacer para enfrentar ese adoctrinamiento?
–Cuando se trabaja bajo esos condicionamientos, lo primero es no desalentarse, remar contra corriente. Porque la ética y la dignidad no se compran. Lo primero que hay que decir es que lo que se está haciendo es inconstitucional, que no ofrece futuro. Que Cuba está tratando de salir más bien de ese foso. Pero, sobre todo, hay que hablar. De eso trata el diálogo: de convencer al otro. ¿Cómo se recupera Agroisleña? ¿Cómo se recupera Sidor? En Venezuela hay una deformación mental de la economía, compartida además por el gobierno y la oposición. Quienes están en el gobierno lo sabían antes de llegar lo que era la deformación rentista del petróleo. Debían corregir esa falla, pero no lo han hecho. Más bien se ha incrementado ¿y por qué? Actúan con la mentalidad de que somos un país riquísimo y por eso se han cometido desastres. Entonces, le dicen al pobre: “como yo los quiero mucho les voy a dar un poco de esa riqueza, que no es suya”. Piensan que la salida de la pobreza no es que te vuelvas productor, sino que te den una parte de esa riqueza. Gran equivocación porque ni tenemos la producción ni tenemos la ética productiva que es parte de la escasez. Por esa vía, se está educando al venezolano para la vagancia y la irresponsabilidad.

–Pasan cosas terribles como lo de Malala, tiroteada por defender el derecho de las niñas a ir a la escuela ¿Tan fuerte es la educación que aterra a los regímenes autoritarios?
–No todos los regímenes son iguales. Esos países son completamente diferentes a Venezuela. Cuba tuvo en una oportunidad una educación de calidad y es un régimen dictatorial. Hoy eso no es así, porque no tienen recursos, porque si no cuentan con una economía fuerte no pueden actualizar la enseñanza. Otro problema gravísimo en Cuba es que tiene un nivel educativo pero el aparato productivo no ha evolucionado. No hay empleo. Hay una sobre enseñanza por encima de la economía. Por eso, cuando yo digo educación, hablo de darse la mano la educación y la producción. La verdadera revolución en Venezuela sería que se den la mano el sistema educativo y el sistema productivo, para revolucionarse mutuamente. Y que se den la mano oposición y oficialismo, pero no para construir el socialismo sino para cumplir con la Constitución que ambos factores aprobaron. Ahí no se habla de socialismo ni de comuna. En la Constitución no figura la palabra socialismo ni una sola vez. Hoy lo que se pretende es que todo sea estatal, que sea un partido único y que los medios de comunicación social respondan a ese partido único. Que la educación se base en las citas de un  líder único. Eso es lo que quiere este gobierno.

–¿Qué decirle a quien se queja diariamente pero tal vez mañana decida quedarse en casa y no votar?
–Nada es ideal. No probar es peor. Es como estar enfermo y echarse a morir. Si usted es opositor y no vota, está votando por el Gobierno y si usted es del gobierno y no vota lo hace por la oposición. En este momento la abstención es el voto a favor del otro. ¿Cuál es la alternativa? Si eres opositor, necesitas demostrar que eres mayoría y si eres del gobierno, también. En realidad, es de tonto no votar.

–¿Cuál es la lección que deja Nelson Mandela?
–Hay líderes que elevan a sus pueblos y líderes que los rebajan y los llevan a callejones de destrucción sin salida. Quien pudo ver la película Invictus, ve en Mandela todo un símbolo del esfuerzo por evitar la guerra civil en Sudáfrica, transformando el odio y el miedo entre negros y blancos, en emoción de triunfo nacional compartido. Él y la muy mayoritaria población negra llegaron al poder en 1994 tal vez cargados de agravios e ira por la exclusión y el apartheid, un hecho que fue una vergüenza de su país y de la humanidad en el siglo XX. Pero esa rabia y deseo de revancha suficientes para que el país ardiera por los cuatro costados, Nelson Mandela, a pesar de los 27 años de cárcel, lo transformó en un proceso de reconciliación, capaz de sanar las heridas. Del otro lado, está Zimbabue como una muestra de que el resentimiento y el odio por las humillaciones sufridas pueden hacer para destruir el futuro de un país.  Mandela quiso reconstruir su nación, no respondió al mal con el mal, sino transformó el mal en bien, como dice S. Pablo en la carta a los romanos (12,21). Una vez en el poder, se reveló como el más grande líder mundial, pragmático e idealista, con una formidable fuerza moral capaz de cambiar el signo de la historia.

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