miércoles, 26 de marzo de 2014

Depende de la sinceridad y transparencia/VenEconomía miércoles 26mar14

Por: VenEconomía
Mientras el gobierno de Nicolás Maduro retrocede en más de mil revoluciones por minuto en lo que se refiere a Derechos Humanos, Libertad y paz y anula la democracia en Venezuela, ha dado dos pasitos para adelante en cuanto a medidas puntuales económicas se trata.

Una, la semana pasada del ministro de Alimentación, Félix Osorio, anunció la eliminación del subsidio especial para los productos vendidos a través de la red de distribución pública, como Mercal, PDVAL y Bicentenario, pues con esto se podría comenzar a sincerar progresivamente los precios de los alimentos y nivelarlos a los precios de mercado.
Otra, y quizás más importante, el lanzamiento el lunes 24 de marzo, tras varias semanas de tira y encoge de la nueva plataforma cambiaria, el SICAD II, por el Banco Central, Cencoex y la Bolsa Pública de Valores Bicentenaria.  Un sistema que prevé la compra y venta de divisas y bonos soberanos y petrobonos denominados en dólares.
El sistema pareciera estar bien diseñado y ser razonablemente eficiente. Y se puede afirmar que el SICAD II pudiera resultar algo positivo, por diversas razones: 1) Es un mercado libre, que aunque llega tarde constituye un elemento necesario para cualquier proceso de control cambiario. 2) Permite a personas naturales y jurídicas tener libre acceso a bienes y servicios requeridos para sus actividades profesionales y empresas, no incluidas en la lista preferencial. 3) Permite ahorrar tiempo en caso de emergencia (por ejemplo, para comprar un repuesto muy necesario). 4) Podría influir en que el impacto inflacionario de la devaluación sea menor de lo esperado, debido a que gran parte de los precios actuales ya tienen incorporadas las estimaciones de los costos de reposición y de inversión a tasas mucho mayores. 5) Además ahora que el sistema cambiario ha sido parcialmente abierto se podría suponer que la producción nacional  aumente y se reduzca la escasez.
Pero, existen varios aspectos que hacen asumir con mucha cautela el optimismo: 1) La medida llegó muy tarde, cuando ya la espiral inflacionaria ha causado estragos irreversibles en el mediano plazo en la población. 2) Lamentablemente el mecanismo  no es transparente. Por ejemplo, ni los participantes ni los observadores pueden ver las transacciones que se están registrando.  El Banco Central se está limitando a anunciar un precio promedio ponderado diario: ninguna mención a los máximos o mínimos del día, ni el número de operaciones ni a los volúmenes subastados. Solo el precio promedio. 3) La profunda y generalizada desconfianza en un gobierno que se caracteriza por no respetar ni sus propias reglas de juego y que estructural y conceptualmente rechaza al mercado y se enfoca en apertrechar al socialismo del siglo XXI, léase castrocomunismo.

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