miércoles, 23 de julio de 2014

Maduro en su laberinto

¿Por qué el Gobierno es tan dubitativo? Si se espera más por aprobar nuevas medidas, la situación podría caer en un deterioro mayor. Rafael Ramírez ha anunciado cambios que aún no se han concretado por las diferencias en el PSUV

JOSÉ GUERRA/TALCUALDIGITAL
Después de anunciar con grandilocuencia que vendría un estremezón en el Gobierno y nuevas medidas económicas, la alocución del presidente Maduro dejó más dudas que certezas.

Tras un largo y tedioso programa radial, que duró más de tres horas, no hubo anuncios importantes sino el anuncio que vendrían nuevos anuncios en las próximas semanas. La repetición del verbo anunciar no es casual. Ello expresa la situación del gobierno madurista.

La pregunta que salta es por qué razón el Gobierno está tan dubitativo, dando vueltas alrededor de un conjunto de acciones de política económica que parecen obvias y que tienen y deben ser adoptadas, mientras más temprano mejor.

La respuesta reside en el hecho de que el gobierno presidido por Maduro es débil y él mismo no está convencido de que debe aplicar medidas urgentes antes que la situación se siga agravando. Es tal la debilidad del Gobierno que un día antes de la alocución de Maduro, Aristóbulo Istúriz declaró que el control de cambio era una medida política y que si se levantaba el control de cambio, tumbaban al Gobierno.

A Istúriz jamás se le hubiese ocurrido decir tal cosa en el preludio de un anuncio de Hugo Chávez. Y lo hizo justamente por la situación en que se encuentra Maduro.

Algo similar sucede con Rafael Ramírez. Ha venido anunciando reiteradamente la instrumentación de políticas de ajuste económico que finalmente no se materializan debido a las resistencias internas que el ala más retrógrada del PSUV ha venido haciendo al simple enunciado de unificar los tipos de cambio, aumentar el precio de la gasolina y poner cierto orden en el manejo de las finanzas públicas.

La falta de decisiones por parte de un Gobierno debilitado y sin un presidente que ejerza un liderazgo real, no es opción, porque ninguna crisis se resuelve por generación espontánea, dejando correr el tiempo, sino con políticas coherentes, bien estructuradas y con un cuerpo de políticos y técnicos que le explique al país con claridad el alcance de tales políticas.

La búsqueda de financiamiento externo es una opción, pero insuficiente para lidiar con la magnitud de la crisis. Para cualquier menú de políticas hace falta financiamiento externo por cuanto con el actual nivel de reservas internacionales difícilmente se puede estabilizar el valor del bolívar.

El nudo del asunto es que los chinos no están prestando dinero en efectivo sino que sus desembolsos están atados a proyectos para producir materias primas que vayan a alimentar su crecimiento industrial. La caída de las reservas internacionales en las últimas semanas ha sido dramática, como se evidencia en el gráfico adjunto, un cuadro que se ha agravado con la declinación de los precios del petróleo.

Quienes pueden proporcionar los aproximadamente US$ 15.000 millones que requiere la economía venezolana de forma inmediata para darle viabilidad a cualquier plan, es el mercado mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Para obtener ese monto tendrá el Gobierno que pasar por el rubicón que implica ejecutar medidas que aunque ayuden a solventar la situación tendrán un enorme costo político. No hay cómo salir del atolladero en que se encuentra la economía sin que medie una devaluación significativa del bolívar.

La reforma fiscal no es solución, en virtud de que la capacidad recaudadora de la economía está debilitada por la inflación y por el menor nivel de actividad económica. Una brecha fiscal del orden del 15% en las cuentas del sector público no se cierra con un impuesto especial a la banca o con la aplicación del impuesto a los débitos bancarios.

Por tanto, si Maduro sigue esperando y vacilando, claramente la situación se va a deteriorar todavía más, la economía seguirá cayendo y la escasez persistirá. Si aplica el paquete de Ramírez, la devaluación corregirá parcialmente el déficit fiscal generando transitoriamente una elevación importante de los precios. En el fondo de todo esto lo que hay es un modelo económico fracasado que ni siquiera a US$ 100 por barril de petróleo le permite sobrevivir.

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