lunes, 13 de mayo de 2013

Chavismo sin Chávez

Sin ningún liderazgo ganado en contacto con el pueblo, Nicolás Maduro fue derrotado por Henrique Capriles, un candidato joven, ponderado, con un discurso que lo diferencia de la virulencia de los aspirantes a suceder al líder

JUAN PÁEZ ÁVILA/TalCualDigital

Después de 14 años de gobierno del presidente Chávez, cuando él mismo anuncia que existe el peligro de que sobrevenga una recaída insuperable, que le impida continuar su mandato, y escoge a dedo a Nicolás Maduro para sucederlo, el chavismo entra en serias contradicciones internas, que prácticamente queda sin herederos, salvo para el grupo del propio Maduro.

Sin ningún liderazgo ganado en contacto con el pueblo chavista, Nicolás Maduro fue derrotado por Henrique Capriles, un candidato joven, ponderado, con un discurso que lo diferencia de la virulencia de los aspirantes a suceder a Chávez, con 3 millones de votos obtenidos en unas elecciones primarias, que superó todos los estándares internacionales, y 6.700.000 votos obtenidos frente al Jefe Único el 7 de Octubre del año pasado.

La derrota de Nicolás Maduro fue revertida por un CNE que obedece a los jefes dogmáticos del fidelismo o del estalinismo que veían desaparecer los privilegios políticos que han logrado adheridos incondicionalmente a un Comandante Autoritario, y otros, los grandes oportunistas negociantes de la política, veían esfumarse sus inmensas riquezas amasadas en pocos años de tráfico de influencias, con muy pocos destinos internacionales donde depositarlas, después que el Estatuto de Roma y la ONU aprobaron, con la ratificación de Venezuela, que la corrupción es un delito de lesa humanidad, que no prescribe.

Esperaban, un milagro del que rápidamente fueron desengañados, que entre los herederos políticos, fidelistas, podría aparecer algún posible candidato, como uno de los imponderables de la política, con un discurso populista, que en lo inmediato enfrentaría en las filas del chavismo, a la llamada boliburguesía o derecha endógena que controla factores de poder reales, como el Alto Mando Militar, la banca, PDVSA y el mundo financiero, que no comparten los desvaríos del socialismo del siglo XXI, excepto cuando lo expresaba Hugo Chávez, su gran benefactor.

Hugo Chávez nunca se ocupó de abrirle camino a un posible sucesor, primero porque se consideraba inmortal, hasta que le apareció una grave enfermedad que lo llevó a la tumba, y deja a sus camaradas en condiciones muy difíciles, porque no hay un líder que sea acatado por la mayoría de los chavistas.

Y en segundo término, porque como todos los autócratas, no pueden observar que a su alrededor se destaque algún dirigente que despunte como un potencial competidor, porque utilizando todo el poder que le han dado sus seguidores, lo defenestra sin contemplaciones. Por eso ninguno de sus herederos, como le pasó a Nicolás Maduro, podía enfrentar a un candidato electo en elecciones primarias, como Henrique Capriles Radonski, con un respaldo unitario de la mayoría de los venezolanos.

Caprles Radonski, con un espíritu democrático y de conciliación, ha ofrecido garantías a todos los venezolanos que actúen en el marco de la Constitución y demás leyes de la República, una vez que asuma la Presidencia. Los que tienen condiciones de dirigentes políticos, pero cuyas alas fueron cortadas por la hegemonía autoritaria de Hugo Chávez, podrán mantener y recuperar espacios políticos que les permitan no sólo sobrevivir sino también jugar un importante rol en la oposición. Son los indicadores de las nuevas realidades.

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