jueves, 15 de agosto de 2013

Avance genético promete revolucionar el tratamiento del cáncer

El doctor de Kellie Carey, una paciente diagnosticada con cáncer de pulmón, le informó que "quizás tres meses" le quedaban de vida para mayo de 2010.


Para el día de hoy, aún sigue viva, a modo de testimonio de la extraordinaria década de progresos en la lucha de la ciencia contra la temible enfermedad.

Las pruebas revelaron que Kellie padecía un extraño tipo de cáncer que los investigadores habían descubierto solamente tres años antes al descifrar su código genético. A los 45 años de edad, Kellie decidió, en 2010, tomar un medicamento que Pfizer estaba ensayando en aquellos momentos para esa variante concreta de cáncer.

Se estima que el medicamento probablemente dio a Kellie más años de vida de los que le hubiera dado la quimioterapia, asegura su doctor.

Esto es excepcional ya que durante décadas el cáncer de pulmón ha resistido todos los esfuerzos por alargar la vida media de los pacientes, incluso en unas pocas semanas.

Pero la explosión de conocimiento sobre las mutaciones genéticas que causan los tumores, es hoy la primera promesa real de una medicina que puede controlar el que se considera el cáncer más común y más letal.

Kellie padece una de las 15 variaciones de cáncer de pulmón identificadas en la actualidad y casi todas ellas eran desconocidas para los científicos hace sólo diez años. Los investigadores han descubierto esas variaciones, la mayoría en los últimos cuatro años, al descodificar el ADN de los tumores.

Las nuevas variantes encontradas han llevado a importantes centros oncológicos a modificar sus tratamientos y se ha desencadenado una carrera entre las farmacéuticas por encontrar los medicamentos que mejor combaten cada una de ellas de forma específica.

Los doctores hablan ahora de una "medicina de precisión" en la que estos medicamentos pueden tratar el cáncer de manera mucho más eficaz que la quimioterapia, que es más general.

"Estamos asistiendo al comienzo de una revolución en terapias", señala Janet Woodcock, directora del centro de evaluación e investigación de medicinas de la Dirección de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).

Una de las señales de que la revolución está en marcha es que en junio de 2013 un estudio desveló que los pacientes que habían sido tratados con fármacos que específicamente atacaban a las variaciones genéticas del cáncer de pulmón que padecían vivían 1,4 años más que los pacientes que se sometieron a quimioterapia y cuyo cáncer no había sido analizado genéticamente.

De hecho, el cáncer de pulmón ya no es un diagnostico común, sino que es una creciente lista de extraños cánceres que requiere, cada uno, un régimen específico de medicinas.

"Es probable que más de la mitad de los tumores tengan alteraciones que podemos atacar con un medicamento", explica John V. Heymach, especialista en cáncer de pulmón del MD Anderson Cancer Center, en Houston. "No todas ellas tendrían el mismo éxito, pero sabemos que en muchos casos un agente enfocado funcionará muy bien".

Lo mismo ocurre para otros males. En los últimos años, los científicos han descifrado el ADN de tumores de mama, colon, riñón, piel y otros cánceres y han descubierto variaciones que anteriormente no sabían que existían.

Diversos hospitales de investigación, como MD Anderson, la Universidad Vanderbilt y el Hospital General de Massachusetts se encuentran entre el creciente número de centros oncológicos que descodifican de forma rutinaria el ADN de los tumores de sus pacientes.

La lista de nuevas variaciones ha revitalizado a la industria farmacéutica, con empresas como Pfizer, Roche y Merck compitiendo para desarrollar medicamentos que combatan a cada una de esas variantes.

El año pasado se desarrollaron clínicamente cerca de 1.000 fármacos contra el cáncer, un 52% más que en 2006, según la Asociación Americana de Investigación y Producción Farmacéutica. La "mayor parte" de este incremento corresponde a medicamentos que combaten mutaciones genéticas concretas, indica Bill Chin, director de regulación de la asociación.

Tres nuevos medicamentos están disponibles en el mercado para el tratamiento de mutaciones genéticas recientemente identificadas. Docenas más están en fase de ensayo clínico.

Al menos la mitad de los 27 fármacos en la actual lista de tratamientos oncológicos en desarrollo clínico de Novartis son específicos para mutaciones de cáncer. La medicina de precisión "esta cambiando fundamentalmente la manera en la que pensamos sobre el desarrollo de tratamientos oncológicos", asegura Hervé Hoppenot, presidente de la filial de oncología de Novartis.

El diagnóstico de Kellie en 2010 llegó justo en el momento en que todo comenzaba a cambiar. La montaña rusa de remisiones y recaídas en el cáncer que vivió en los siguientes tres años son una muestra de las promesas y deficiencias de la medicina de precisión.

Kellie, que trabajaba en un negocio de venta de jets privados, sufrió una convulsión mientras estaba en el gimnasio. Los médicos descubrieron un nódulo en uno de sus pulmones que se había extendido al cerebro. Cirugía y radiación trataron el tumor cerebral.

Pero cuando su médico residente le anunció que probablemente le quedaban tres meses de vida, "definitivamente pensé que no quedaban más opciones", explica.

En 2010 y después de tres décadas de investigación, la sobrevivencia promedio de un paciente con cáncer de pulmón había mejorado únicamente en un mes hasta ocho meses, señala el doctor Heymach, del MD Anderson.

Kellie encontró esperanza en las noticias de un nuevo fármaco que Pfizer estaba ensayando contra un tipo de cáncer que los investigadores habían descubierto en 2007. Este cáncer estaba provocado por una mutación del denominado gen ALK, que habitualmente desempeña un papel en el desarrollo del cerebro, y Kellie quiso saber si se trataba del suyo.

En 2010, la medicina de precisión era aún tan incipiente que Kellie tuvo que ser inusualmente insistente. Eran muy pocos los doctores que hacían pruebas a los tumores en busca de mutaciones.

Ella tuvo que suplicar que le hicieran esa prueba. "¿Estás ayudando a salvar mi vida o esperando a que me muera?", recuerda haberle preguntado a su médico.

La mutación del gen ALK era sólo la segunda de las alteraciones que los investigadores habían identificado hasta aquel momento. La primera había sido la del gen EGFR en 2004, que había espoleado la búsqueda de más mutaciones.

La de Kellie resultó ser la del gen ALK, que representa sólo un 5% de los casos de cáncer de pulmón. De nuevo la insistencia la llevó a conseguir el medicamento Xalkori, cuyo genérico es el crizotinib, y que Pfizer estaba ensayando en varios pacientes con impresionantes resultados. Tras conseguir participar en uno de esos ensayos en la Universidad de Chicago, al cabo de seis semanas dos de los tres nódulos de sus pulmones habían desaparecido y el tercero se había reducido de forma significativa.

Las autoridades americanas autorizaron el medicamento de Pfizer en 2011, tras haberlo ensayado en 250 pacientes, y sólo cuatro años después de que se descubriera la mutación del gen ALK. Kellie comenzó ese mismo año a comprar la medicina, que era cara —actualmente Pfizer cobra US$10.800 al mes por ella— pero cuyo seguro cubría.

Este tipo de precios genera cuestiones sobre si la medicina de precisión es asequible. Sin embargo es cierto que su costo y la velocidad con la que estas medicinas llegan al mercado han comenzado a cambiar la economía del desarrollo farmacéutico.

"La medicina de precisión requiere que la gente cambie su manera de ver las oportunidades", asegura Mace Rothenberg, que dirige el desarrollo clínico oncológico de Pfizer. En lugar de aplicar un medicamento al mayor número posible de pacientes, es posible "demostrar un valor muy significativo del fármaco al paciente, el doctor, los pagadores y la compañía".

El descubrimiento de nuevas mutaciones se aceleró y actualmente ya se conocen 15, que representan alrededor del 60% de todos los cánceres de pulmón. Los expertos esperan identificar más.

La medicina de precisión no es una cura. Un tumor con una mutación concreta no siempre responde a un medicamento específico para combatirlo. El medicamento suele reducir el tamaño del tumor en unas semanas, pero éstos pueden hacerse resistentes y volver a crecer.

El cáncer de Kellie reapareció a principios de 2012. Un análisis de su tumor mostró que la mutación del gen ALK todavía está activa.

Los doctores creen que muchos pacientes necesitarán una combinación de medicamentos de precisión y quimioterapia. "El tumor seguirá esquivando nuestras terapias", asegura Trever Bivona, investigador del cáncer de pulmón en la Universidad de California San Francisco. "Acabaremos utilizando terapias combinadas".

En la primavera de 2012, Kellie dejó el crizotinib porque necesitaba otra ronda de radiación cerebral y una vez superada, volvió a tomar la medicina.

Ese mismo año, el interés de las farmacéuticas por desarrollar fármacos de precisión se aceleró y hoy en día se está ensayando con al menos tres "nuevas generaciones de crizotinib". Kellie participa en uno de esos ensayos que está llevando a cabo Ariad Pharmaceuticals.

No todos los pacientes pueden participar en pruebas clínicas. Los medicamentos de precisión sólo están aprobados para las alteraciones de los genes ALK y EGFR. Un paciente con una mutación diferente debe buscar un fármaco en desarrollo e intentar participar en sus ensayos.

Para varias de las 15 variantes de cáncer de pulmón todavía no se conoce una medicina prometedora.

En su revisión del pasado mes de julio, el doctor que trata a Kellie le anunció que el nuevo régimen de medicamentos está evitando que el tumor de sus pulmones avance.

"Cuando miro atrás, me sorprendo del ritmo de todo esto", dice. "Mi calidad de vida es extraordinaria. La ciencia y las respuestas positivas que he encontrado... Ahora no estaría viva sin ellas", concluyó.
Globovisión / WSJ

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