miércoles, 14 de mayo de 2014

María Gabriela Chávez, la esperanza de los castristas

María Gabriela Chávez, de 33 años, no oculta sus aspiraciones de suceder algún día a su padre, Hugo Chávez, quien falleció el 5 de marzo de 2013 tras gobernar en Venezuela durante catorce años. El militar venezolano ha dejado un vacío en el chavismo que nadie ha podido llenar hasta ahora, ni siquiera su heredero designado, Nicolás Maduro.


El actual mandatario, que llegó a la presidencia por un punto de diferencia frente al opositor Henrique Capriles, aparece bastante deteriorado tras un año de crisis de política y económica. La firma Datanálisis apunta una caída de diez puntos de su popularidad, hasta el 37%, desde que el pasado 12 de febrero comenzó una ola de protestas que pide «La salida» de su gobierno por el desabastecimiento de alimentos y la inseguridad.

María Gabriela anunció el pasado 28 de abril, a bombo y platillo en su cuenta de Instagran, la reunión que mantuvo en Cuba con Fidel Castro. «En mi regreso a La Isla del Gigante, tuve el honor de compartir durante tres horas con mi querido Fidel, comandante de todos los tiempos. Juntos revivimos la experiencias y momentos que con mi amado padre compartimos».

«No olvida a sus amigos»
Así el portal oficialista Cubadebate reprodujo su comentario acompañado de varias fotografías en las que la joven aparece conversando con el enfermo dictador cubano, de 87 años, que delegó el poder en su hermano Raúl en 2006. «Fidel no olvida a sus amigos, lo que me llena de orgullo, sentimientos hermosos y sobre todo un inmenso compromiso», escribió la segunda hija de Chávez.

Su visita ha generado toda tipo de especulaciones porque en tres horas se puede hablar de muchos asuntos interesantes con un octogenario influyente. Entre los comentarios publicados en internet, destaca el artículo divulgado por el diario digital Café Fuerte de Juan Reynaldo Sánchez, un militar cubano retirado que reside en Miami y fue escolta personal de Fidel Castro entre 1968 y 1994.
«Los Castro saben que el país aliado necesita preparar otra figura menos comprometida, menos viciada, a la hora de una situación de recambio en el poder. Ni Diosdado Cabello, ni el canciller Elías Jaua ni el vicepresidente Jorge Arreaza son ya piezas estratégicas para asumir el liderazgo del país», señala Sánchez, quien ve a María Gabriela como futura candidata del castro-chavismo.
Se trata, para decirlo en un lenguaje estrictamente castrista, de «un cuadro político en ascenso». «La mejor alumna de su papá en términos de formación ideológica, y fiel admiradora de Fidel Castro y de la revolución cubana», concluye Sánchez.

Su visita a La Habana también podría significar la esperanza del gobierno cubano de asegurarse con María Gabriela el subsidio de Venezuela para la supervivencia de la isla. Este oscila entre los 7.000 y 8.000 millones de dólares anuales por los más de 100.000 barriles diarios «regalados» y los contratos de los profesionales cubanos.

María Gabriela Chávez, que ejerció de primera dama al acompañar a su padre en las giras internacionales entre 2004 y 2012, le cogió tanto gusto al poder que no abandona la residencia presidencial de La Casona para que la ocupen Nicolás Maduro y su familia. De ahí que, de la mano de los cubanos, podría emular a la peruana Keiko Fujimori sin haber estudiado en la Universidad de Columbia o en la de Boston.

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