jueves, 8 de abril de 2010

Mucho por sincerar//Rocío San Miguel

El Gobierno venezolano ha empeñado la República. Después de la llegada de Putín al país es que nos enteramos de la nueva deuda que asume Venezuela por adquirir armas rusas 
Por: Rocío San Miguel/Tal Cual Digital
Hemos sido informados los venezolanos desde Moscú, a través de la agencia estatal de noticias rusa, que el Gobierno venezolano ha empeñado la República. Ya sabíamos de un crédito de Bs. 2.200 millones concedido en septiembre de 2009 a Venezuela por el par Medvedev-Putin para la compra de armas.
Sin embargo sólo a la llegada de Putin a Moscú, después de su reciente viaje a Venezuela, es que nos enteramos de la nueva deuda que asume el Estado Venezolano para continuar adquiriendo armas rusas: 5 mil millones de dólares, que sumados a los más de 4.400 millones, dan una rata anual de casi 2 mil millones de dólares anuales gastados en armas solo con Rusia sin contar España, Irán, China, Bielorrusia y otros proveedores en los últimos 5 años.
Está visto que los rusos saben vender el traje que le gusta a Chávez: las armas. Y a pesar de la impuntualidad de nuestros pagos en la negociación que arranca a partir del 2006, encontró el ex director de la KGB, Putin, la fórmula perfecta para cobrar.
Una estrategia centrada en vender armas y cobrar con petróleo y gas a futuro. Un asunto espinoso por cierto para el régimen fiscal contenido en la Constitución, que puede traer serios dolores de cabeza legales a los rusos para el cobro de sus deudas por armas, a partir del 2012, con el cambio de gobierno que ocurrirá en Venezuela por elecciones presidenciales.
No en vano comienzan analistas rusos como Konstantín Símonov, director del Fondo ruso de seguridad energética nacional, a emplear palabras muy duras para referirse a la fragilidad del proyecto inversor ruso en Venezuela al señalar textualmente: "Me extrañaría que Hugo Chávez se aguantara en el poder al menos un año más" o "es ridículo gestar proyectos de aquí a 40 años en Latinoamérica".
Ni lo uno, ni lo otro. Lo que sí es cierto es que la política de compras militares es ya de una opacidad delictiva. Solo con Rusia sabemos a duras penas que han llegado 24 aviones de combate Su30, 56 helicópteros, 100.000 fusiles Kalashnikov, 5.000 Dragunovs aproximadamente y más de 3 millones de municiones, cientos de lanzamisiles portátiles y otros cientos lanzacohetes antitanques, sin embargo no hay noticias sobre la construcción del centro de mantenimiento de helicópteros ni del de entrenamiento para la tripulación de helicópteros que se haría en Yaracuy.
Tampoco se sabe qué pasó con la fábrica de Kalashnikov AK-103 y Ak-104 o la de municiones 7.62x39 mm. Ni del centenar de tanques T72, aviones de transporte, hidroaviones y submarinos que han sido anunciados en las alocuciones "épicas" de Chávez.
Mucho por sincerar en torno a estos sistemas de armas. Y algo más preocupante, la necesidad de coherencia en el plano estratégico, tecnológico y político-social. La Nación parece estar preparándose para conformar un ejército continental del siglo pasado y no para equipar los 117.000 miembros que declara tener la FAN en el presupuesto 2010; tampoco parecen estarse tomando en cuenta las perspectivas geopolíticas actuales de la región, ni las necesidades reales de defensa nacional de cara al siglo XXI.

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