martes, 11 de junio de 2013

Devaluación y su lógica

La semana pasada corrieron rumores sobre una nueva devaluación del tipo de cambio oficial. Mucha gente lo creyó pero los especialistas de la materia no; quizás los expertos a su vez se equivoquen como sucedió en febrero con el último ajuste cambiario que nadie lo pronosticó

JUAN USLAR GATHMANN/TalCualDigital
La semana pasada corrieron rumores sobre una nueva devaluación del tipo de cambio oficial. Mucha gente lo creyó pero los especialistas de la materia no; quizás los expertos a su vez se equivoquen como sucedió en febrero con el último ajuste cambiario que nadie lo pronosticó, más allá de la creciente diferencia entre el precio oficial y el valor de mercado reflejado, por ejemplo, a través de las cotizaciones en la frontera colombo-venezolana. Voy a tratar de explicar la lógica del asunto.

Primero es bueno recordar nuestra especificidad como país. Nosotros lo que exportamos en esencia es petróleo y derivados y esto está en manos del Estado, razón por la cual es el gran distribuidor de divisa y, muy importante, la lógica de tener un tipo de cambio que ayude a exportar que es lo racional en un país más normal, no lo es aquí.

En Colombia, Perú o Chile (o Nicaragua) si el tipo de cambio se aprecia demasiado las exportaciones se encarecen, las importaciones se facilitan y la economía sufre porque padecen sus productores. Aquí nada de eso importa porque el petróleo es inmune a los tipos de cambio ya que su precio de venta no tiene nada que ver con su costo de producción.

Como tenemos moneda propia y el Banco Central carece de independencia para dictar políticas monetarias que reduzcan la inflación y más bien la incrementa financiando el déficit del gobierno (¡y hasta el de Pdvsa!), o sea que puede imprimir moneda sin respaldo y ponerla a disposición del Gobierno, en teoría no habría ni que devaluar para obtener más moneda nacional.

Pero aún para los estándares locales la cantidad de moneda inorgánica en circulación (por las elecciones de octubre 2012) era demasiado abundante y para cerrar un poco la brecha (y obtener más Bolívares legalmente) se decidió devaluar en febrero.

Ahora, con nuevo Gobierno y problemas enormes de inflación, escasez y falta de producción, éste necesita terminar de arreglar el problema cambiario pero no lo lograría haciendo solo una devaluación del tipo oficial a otra tasa igualmente artificial.

Ahora hay que desmontar la Ley penal cambiaria y crear un mercado flexible oficial (tipo SICAD) que encarezca las importaciones no esenciales y rebaje la demanda de dólares mediante una paridad que surja del mercado y, luego sí, una nueva devaluación del tipo oficial. Generará un enorme costo político, pero al menos será una solución más sustentable.

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