sábado, 26 de febrero de 2011

Gaddafi a la defensiva y prosiguen manifestaciones en mundo árabe

JMS/Globovision / AFP           
Muamar Gaddafi, amenazado de ser perseguido por crímenes contra la humanidad por la comunidad internacional que toma las primeras acciones contra el régimen libio, estaba a la defensiva mientras que de Túnez a Bagdad la población seguía manifestándose en el mundo árabe.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió el viernes y Estados Unidos bloqueó sus haberes y los de sus cuatro hijos.

Un proyecto de resolución del Consejo de Seguridad, redactado por los países occidentales, advirtió de que "los ataques extendidos y sistemáticos que tienen lugar actualmente en Libia en contra de la población civil pueden ser asimilados con crímenes contra la humanidad".

Entre 300 y más de 1.000 personas, según las fuentes, han muerto en los enfrentamientos.

"La violencia debe terminar", afirmó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien evaluó en mil el número de muertos y llamó al Consejo de Seguridad a tomar medidas "decisivas".

Atrapado entre la oposición armada que afirma haber liberado la región petrolífera del este, alrededor de Benghazi, y de los violentos combates en el oeste, el coronel Kadhafi pidió el viernes a sus partidarios prepararse a "defender Libia", según imágenes emitidas por la televisión oficial.

"Lucharemos y venceremos", proclamó Gaddafi. "De ser necesario, abriremos todos los arsenales para armar a todo el pueblo", agregó.

Las fuerzas leales al régimen dispararon el viernes contra los manifestantes en la capital y mataron al menos a dos personas en el barrio popular de Fachlum, según un testigo. La televisión oficial lo desmintió.

Los partidarios del "Guía", en el poder desde hace más de 40 años, se concentraron en Trípoli, donde las milicias Jamis dispondrían de 9.000 combatientes, tanques y aviones, según informaciones no confirmadas.

En el extranjero, la indignación y la preocupación crecen.

El presidente estadounidense, Barack Obama, firmó un decreto presidencial que congela los haberes y bloquea las propiedades en Estados Unidos del coronel Kadhafi y de sus cuatro hijos.

"El régimen de Muamar Gaddafi violó las normas internacionales y la decencia, debe ser responsabilizado", afirmó Obama en un comunicado.

Washington anunció también el cierre provisional de su embajada en Trípoli, al no poder garantizar la seguridad de sus diplomáticos.

Tan solo el presidente venezolano, Hugo Chávez, expresó su apoyo al líder libio.

La OTAN y la Unión Europea (UE) han tratado el tema juntas el viernes en Hungría.

La UE se puso de acuerdo para decretar un embargo sobre la venta de armas y de material de represión y para congelar los haberes y prohibir viajar a Gaddafi y a su familia, según fuentes diplomáticas.

Desde el lunes entre 40.000 y 50.000 personas huyeron de Libia hacia las fronteras terrestres y el flujo de migrantes crece, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Numerosos países evacúan masivamente a sus nacionales.

En otras partes del mundo árabe, varios países protagonizaron el viernes un nuevo "día de la ira" a favor de las reformas y en contra de la corrupción y del desempleo.

En Túnez más de 100.000 personas, según la policía, reclamaron la renuncia del gobierno de transición dirigido por Mohamad Ghanuchi. Al final de la concentración estallaron incidentes y la policía disparó al aire para tratar de dispersar a los últimos manifestantes.

Se trata de "la mayor manifestación desde la caída de Ben Alí" el 14 de enero, según la Cruz Roja y los manifestantes.

El gobierno anunció la convocatoria de "elecciones como muy tarde a mediados de julio".

En Irak, nueve manifestantes murieron durante el "día de la ira" en los enfrentamientos con la fuerzas de seguridad, cinco de ellos en Mosil (norte).

En el sur de Yemen, en Adén, la policía disparó con balas reales contra los manifestantes que reclamaban la salida del presidente Alí Abdalá Saleh, en el poder desde hace 32 años. Los enfrentamientos dejaron al menos tres muertos y 40 heridos.

En Bahréin miles de personas invadieron las calles de Manama, convocadas por los religiosos chiitas, y exigieron de nuevo reformas políticas.

En Jordania, eran también miles los que reclamaban en Ammán "reformas constitucionales" en la mayor concentración desde el inicio de la protesta en este país en enero.

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