miércoles, 23 de febrero de 2011

El debate que él no quiere/Teodoro Petkoff

Eso es lo que quisiera Chávez: un debate abstracto sobre grandes principios, que soslaye un debate sobre su administración. Al país no le interesa un debate sobre la plusvalía sino precisamente el de por qué esta cáfila de inútiles no ha terminado el "puentecito" o la "carreterita". Pero ese es el debate que no quiere dar el gobierno


Por: Teodoro Petkoff/TalCualDigital
Chávez se burló de los parlamentarios democráticos; los llamó "bobos" y "tontos" porque en lugar de librar el debate sobre capitalismo y socialismo se dedicaban a preguntar por el "puentecito" que se cayó y la "carreterita" que no ha sido terminada.

Eso es lo que quisiera Chávez: un debate abstracto sobre grandes principios, que soslaye un debate sobre su administración. Al país no le interesa un debate sobre la plusvalía sino precisamente el de por qué esta cáfila de inútiles no ha terminado el "puentecito" o la "carreterita". Pero ese es el debate que no quiere dar el gobierno.

Aunque, para empezar, si alguien cayera en la trampa del debate que quiere Chávez, éste y sus gonfaloneros saldrían apaleados, porque su ignorancia en esta materia es enciclopédica y fuera de salmodiar lugares comunes de kindergarten marxista no están en condiciones de librar ningún debate serio y profundo sobre ese tema. Es pura echonería porque de eso tampoco saben un carajo.

Chávez se equivoca si cree que a los venezolanos les interesa el debate sobre los "dos modelos", de lo cual habla como si él tuviera algún "modelo" de sociedad verdadero y viable que proponer.

Chávez no tiene en su cabeza ningún modelo propio y original, y mucho menos lo tiene Giordani, quien no es sino un caletrero de textos marxistas que nunca entendió bien.

De allí que su práctica lo lleva por los caminos del ultrafracasado modelo soviético-cubano, del cual adopta algunos rasgos pero manteniendo a Venezuela como el mismo país que siempre fue: capitalista, atrasado, rentista, lleno de desempleados y con una inflación del diablo. Porque no sabe qué hacer, fuera de estatizar, en un país que siempre se caracterizó por políticas estatizantes, y de diseñar ese delirio destructivo del "poder comunal". Más allá no hay sino paja y violación de derechos humanos.

En cambio, no puede responder preguntas simples, que atañen a la administración del día a día. Sí, los "puentecitos" que se caen y pasan años sin ser reparados; las "carreteritas" que nunca salen de las vallas y si salen nunca se terminan; las empresas estatizadas que no funcionan y van cerrando sus portones; las empresas de Guayana, arruinadas, produciendo por debajo de la tercera parte de su capacidad; el descenso de un millón de barriles de la producción petrolera en diez años; el endeudamiento feroz del país y de Pdvsa; las 300 lanchas paralizadas en el lago de Maracaibo después de la confiscación de las empresas contratistas; las calles, carreteras y autopistas llenas de huecos; los aeropuertos sin luces de balizaje y con las pistas dañadas; las viviendas que nunca se construyeron; el cementerio de cooperativas; el trueque, la moneda comunitaria y otras babiecadas semejantes y así hasta el infinito, donde los espera el fracaso de los fracasos: la inseguridad ciudadana.

¿"Tontos"? ¿"Bobos?" Tontos y bobos son los que todavía persisten en engañar al país con todo el gamelotal sobre un supuesto "socialismo" del cual no pueden, ni Chávez ni ninguno de sus altoparlantes, articular tres ideas seguidas, y al mismo tiempo son incapaces de manejar miles de millones de dólares para reparar un "puentecito" caído o hacer funcionar el hospital Vargas.

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