lunes, 14 de enero de 2013

Patada constitucional/VenEconomía lunes 14ene13

Por: VenEconomía
El Gobierno tradicionalmente se aprovecha de las vacaciones colectivas para tomar medidas impopulares o ilegítimas. Este año no fue la excepción. El garrotazo que le reservaba el régimen chavista a la población superó toda ilegalidad imaginable por la mente más torcida y aviesa: El pasado 10 de enero, los castrados poderes Legislativo y Judicial, de la mano de la dictadura de los Castro, se concertaron con el Ejecutivo para dar un autogolpe de Estado.

Por razones que aún no están completamente claras, los sucesores de Hugo Chávez escogieron usurpar el poder mediante un ilegal permiso “indefinido” para que Chávez buscara la salud perdida en Cuba apoyados en una aberrada sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que dictaminó la “continuidad” del mandato de Chávez que finalizaba irrevocablemente el 10 de enero de 2013, encadenando a ella la illegal y arbitraria continuidad de las funciones del Vicepresidente Ejecutivo (Nicolás Maduro) y la de toda la comitiva ministerial.
Según el inconcebible malabarismo antidemocrático que ejecutaron la Asamblea Nacional y el TSJ, a un Chávez hospitalizado en La Habana en condiciones precarias de salud y a quien no se ha visto ni oído desde hace más de un mes, no se le decretó ni ausencia temporal ni absoluta, sino todo lo contrario: Hugo Chávez mantiene un mandato omnipresente hasta que los Castro y el cogollito usurpador presidido por Maduro y Diosdado Cabello decidan anunciar su inhabilitación definitiva o su eventual fallecimiento.
Lo legal y razonable hubiera sido seguir la propuesta de la Unidad Democrática, la cual respeta el espíritu de la letra constitucional, y dictaminar una ausencia temporal del Presidente electo (Hugo Chávez) y juramentar al vice-presidente (Nicolás Maduro) como presidente encargado mientras durara la “ausencia temporal” (por 90 días, renovables una sola vez, o sea hasta por 180 días).
Por lo pronto, la continuidad del Estado democrático de Venezuela está en vilo, así como también lo están la economía y los programas sociales. Hoy los venezolanos están gobernados por golpistas que, aunque muestren los dientes y afilen las garras, no tienen todos los poderes para manejar el destino de la República, pero que persistirán en seguir los movimientos que imponga el titiritero mayor de La Habana.


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